Trigueros del Valle: dragones, castillos y leyendas

El trazado medieval de Trigueros del Valle invita a perderse por las angostas calles, olvidar el presente y sumergirse en un pasado que entremezcla historia, arte y leyendas. Ubicada en la Campiña de Pisuerga, la localidad se enorgullece de su espectacular fortaleza, un castillo encantado que guarda en su interior un insólito y asombroso museo. Desde el siglo XV su perfil ha velado por los vecinos de Trigueros del Valle y el escudo de armas de los Señores de Valdetrigueros saluda todavía a cada uno de los viajeros que cruzan la entrada principal. En el interior aguarda una excepcional exposición de esculturas creadas por Juan Villa, que invita a dejar volar la imaginación al pasear al lado de dragones, goblins y unicornios. Fuera, sus imponentes torres dominan la localidad, que se extiende a su espalda, siempre bien protegida. Más allá de sus muros, Trigueros del Valle inunda los sentidos con un patrimonio medieval inaudito. No lejos de la gran fortaleza se alza la Iglesia de San Miguel, una magnífica representación del románico rural vallisoletano. En sus orígenes contaba con una sola nave cubierta con una bóveda de cañón, pero se le añadieron capillas de bóveda estrellada a modo de crucero.

Los canecillos de su ábside están adornados con motivos geométricos y en las columnas se alzan capiteles vegetales en los que se distinguen diversas figuras antropomórficas, entre las que destaca una posible sirena de doble cola, cuya figura se repite en la portada. La observación de los capiteles de la Iglesia de San Miguel es un paseo por las leyendas que circulaban durante la Baja Edad Media. Antes incluso, en el siglo X, se erigió la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, que acaba de ser restaurada y que esconde pinturas del siglo XIV tras una de sus paredes encaladas. Puede ser el siguiente secreto en revelarse en Trigueros del Valle.

Porque el ayuntamiento va a abrir al público dos de las casas cueva en las que vivían los vecinos de la localidad hasta mediados del S.XX. Una de ellas se va a convertir en un centro de interpretación y la otra va a recrear la vida de sus habitantes. Ellas han sido testigo del paso de los años en Trigueros del Valle, que ahora recuerda su pasado, siempre vigilado por su castillo.

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