Violento y rápido fue el robo que se ha producido esta madrugada en Peñafiel, en el café Black Rose, un establecimiento situado en pleno centro de la localidad, en la calle Reoyo. El allanamiento se ha saldado con la sustracción de la caja registradora y también con el dinero de dos máquinas tragaperras, además de los daños provocados por los asaltantes para hacerse con este botín. Este es el primer balance que se ha efectuado a la espera de una revisión más detallada del local y de la investigación que lleve a cabo la Policía Judicial de la Guardia Civil. El bar permanecía precintado esta mañana, y con el vano la luna cubierto por una lona y unos tableros.
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Entre las 2:30 y las 3:00 horas, poco después de que cerrase el local, tres individuos, con la cara tapada, accedieron al establecimiento después de reventar la gruesa luna, utilizando para ello una gran piedra, una base de cemento para la sujeción de vallas de obra y una maza, utilizada también para romper y abrir las tragaperras y hacerse con su contenido.
Un vecino que vive encima del establecimiento, familiar del propietario, fue quien, alertado por el estrépito de los golpes producidos por los ladrones reventando el cristal del escaparate y las máquinas recreativas, se asomó al balcón llamando la atención a los asaltantes para que estos cejasen en su empeño. Lejos de conseguirlo, los delincuentes no solo continuaron con el robo, sino que, además, intentaron intimidarle lanzándole unos botellines de cerveza. Afortunadamente, ninguno de los envases hizo blanco.
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En cuestión de minutos, y a bordo de un vehículo Seat León que estacionaron a la altura del bar, en mitad de la calle, los asaltantes emprendieron la huida una vez introducido en el turismo lo robado. El Seat León es de color rojo con el techo negro (posiblemente un techo panorámico tintado).
Hace un par de años este café sufrió un intento de robo, también a través de la luna. En aquella ocasión, los ladrones impactaron contra el cristal una pesada tapa de alcantarilla de la calle, aunque finalmente no pudieron consumar el allanamiento.
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Recientemente también, el pasado noviembre, concretamente en la noche de Halloween, el escaparate que corría la misma suerte fue el de una oficina de una franquicia de Iberdrola, un establecimiento situado en la calle del Mercado Viejo, junto a la oficina de Correos. En aquella ocasión no se produjo sustracción alguna, tan solo daños materiales. En el local tan solo había material informático, los ordenadores de trabajo.
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