Valladolid
Treinta años desde que La Seca se despidió de su emblemática plaza de PalosEl entonces alcalde decidió, en 1993, decir adiós al antiguo espacio para levantar uno nuevo, más seguro, ante la dificultad de contratar la madera para su construcción
Miguel Ángel Rochas
Jueves, 8 de agosto 2024, 15:07
Era la una y media de la madrugada del 11 de agosto de 1993. El entonces alcalde, Manuel Redondo, despidió las fiestas de Los Novillos ... desde el balcón principal del Consistorio y, sin saberlo, decía también adiós a un emplazamiento histórico de los festejos: la peculiar plaza de Palos, característica por su empalizada y sus tablados, que hacían vecinos al principio, carpinteros después y, finalmente, una cuadrilla que año tras año eran los encargados de su construcción y su desmantelamiento después.
En ese momento se despidió de la plaza de Palos, pero el regidor ya había pensado en ocasiones anteriores modernizar la plaza, más aún ante la dificultad de contratar la madera para su construcción. Fue un día, viendo una plaza como la su pueblo, pero metálica, cuando no lo dudó y se puso manos a la obra, contratando el proyecto para su adjudicación. Durante los siguientes meses, se puso todo el empeño en que la nueva plaza estuviera lista para fiestas ante la expectación e incertidumbre de los vecinos.
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Finalmente, el 5 de agosto de 1994 se inauguró el nuevo espacio con una verbena taurina. No cabía ni un alfiler, ni entre los barrotes ni en el ruedo dada la expectación generada. Así, los vecinos de La Seca disponían de una plaza más moderna pero, sobre todo, más segura, ya que además se reforzó al seguridad con nuevas talanqueras (fue además pionera en la instalación de doble vallado en sus calles).

Se dejaba atrás más de trescientos años de una plaza que, que, aunque se renovaban sus maderas cada año, el paso de los años hacía mella e incluso se produjo un derrumbe en el año 1972. Antiguamente, a principios de 1900, el Ayuntamiento arrendaba la plaza a un contratista que se encargaba de su construcción y posterior desmantelamiento, además de cobrar la entrada de acceso, arrendar los tablados y alquilar los tablados y tabladillos a los vecinos del pueblo. Se tardaba en torno a once días en levantar el espacio, con palos, tablones y vigas llegados desde Rueda en un camión, alquiladas por el Consistorio precisamente a un vecino de Rueda. Se gastaban más de ciien kilos de puntas y trabajaban de seis de la mañana a dos del mediodía.
Quince días de preparativos
Ahora, la plaza está formada por medio centenar de cuerpos de andamio de dos metros de ancho por cuatro metros de fondo, con cinco filas de asientos cada cuerpo y con una capacidad de aproximadamente 1.200 espectadores sentados, además de más de 300 barrotes libres por donde poder entrar en el ruedo. Son los operarios municipales y personal contratado bajo las directrices del arquitecto municipal los que se encargan de prepararla durante 15 días, si bien el montaje se prolonga únicamente durante cuatro.
Este año, en plenas fiestas de La Seca, se cumplieron ya treinta años en el que el Ayuntamiento decidió renovarse y tener una plaza propia, sin necesidad de depender de terceros, y ya en los últimos años se utiliza parte de ella para la realización del Toro del Sarmiento, dentro de la Fiesta del Verdejo.
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