Traspinedo: pueblo singular repleto de historia y leyendas

Pocos saben que Traspinedo está documentado como uno de los primeros pueblos que conforman la actual provincia de Valladolid, situado en el Valle del Valcorba y rodeado de pinos -de ahí su nombre (tras los pinos)- este pintoresco municipio, del que se rumorea que tuvo castillo, descansa a los pies del mirador de la Atalaya, paraje custodiado por un roble bicentenario, emblema del pueblo.

Su ladera se encuentra taladrada por múltiples pasadizos y cuevas que componen más de 120 bodegas (en algunas aún se elabora vino) que dan muestra de la presencia vinícola de décadas pasadas y la importancia gastronómica de su plato típico, el pincho de lechazo.

Aquí cenó y pernoctó el rey Carlos V (hijo de Juana I de Castilla) y basta un pequeño paseo por sus calles para adentrarnos en su rico patrimonio, en el que podemos observar tesoros arquitectónicos como la calle Mayor, que conserva los soportales de madera originales del siglo XIX, considerados como los más antiguos de Castilla y León.

Muy cerquita encontramos la construcción más importante con la que cuenta Traspinedo, la Iglesia de San Martín de Tours, un precioso monumento compuesto por dos naves que data de finales del XV y principios del XVI, lo que explicaría la mezcla de estilos gótico y renacentista.

Su tejado y su torre fueron reformados en 1752 por el importante arquitecto Matías Machuca y hace unos meses se han incorporado en su interior un nuevo altar de mármol y un retablo-calvario con las figuras de San Juan, la Virgen y María Magdalena, que acompañan en el templo a las tallas de Jesús en la Cruz y a los patrones de la localidad, San Martín y Santa Isabel.

Pero su peculiaridad se encuentra en el precioso sarcófago de alabastro en el que descansan los restos del importante chantre de Valladolid, Don Antonio Romero, obra funeraria que fue realizada por Francisco de la Maza, considerado como uno de los mejores escultores de finales del siglo XVI. En esa época lucía en todo su esplendor la Ermita del Cristo del Humilladero -cuyo crucifijo de madera del siglo XVII descansa en la Iglesia- aunque hoy en día solo se conservan las paredes, su arco de entrada y una Cruz exterior que data de 1596.

La antigua fuente, lavadero que dio servicio en épocas anteriores, se sitúa junto al desaparecido molino de agua, que se alimentaba de un pequeño arroyo, hoy en día seco, a las afueras del pueblo. Queda claro pues que basta un pequeño paseo por las calles de esta localidad llena de vida para adentrarnos en la riqueza de su patrimonio.