Las lavanderas y pastorcillos dieron mucha vida a este belén viviente torreño L. Negro

Torrelobatón vive su Navidad más especial

Más de setenta figurantes de todas las edades recrearon un belén viviente, recuperando así una tradición perdida hace años

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 22 de diciembre 2024, 16:33

La magia de la Navidad regresó a Torrelobatón este domingo con la recuperación de una de sus tradiciones más entrañables, el belén viviente. El municipio, que fue uno de los primeros en la provincia en recrear nacimientos vivientes, había perdido esta costumbre hace unos años. ... Sin embargo, en un alarde de esfuerzo colectivo y espíritu festivo, los vecinos lograron devolverle el esplendor que siempre tuvo.

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Más de setenta torreños de diferentes generaciones participaron en esta espectacular puesta en escena que llenó las calles de Torrelobatón de vida y color. El evento arrancó con la anunciación y la partida de San José y la Virgen María, a lomos de un burro desde el castillo de la localidad. Entre los personajes representados no faltaron los pastorcillos, lavanderas, leñadores, costureras y hasta el mismísimo Herodes, quienes dieron forma a un belén que parecía sacado de un cuadro costumbrista.

San José y la Virgen salieron desde las inmediaciones del castillo L. Negro

La Plaza Mayor engalanada para la ocasión con luces y decoraciones y con la música de la charanga La Besana de Tordesillas de fondo, se convirtió en el epicentro de la celebración. Además, la jornada estuvo acompañada por el I Mercado Navideño, un espacio en el que se ofrecieron productos artesanales de la zona. Desde dulces típicos y miel, hasta adornos hechos a mano, los puestos atrajeron a vecinos y visitantes que no quisieron perderse esta experiencia.

Pablo Hervada, pastor del municipio sacó a su burro Macario al portal L. Negro

El punto culminante llegó al caer la noche, cuando los vecinos se reunieron en la plaza para participar en un acto cargado de simbolismo. Cada uno soltó un globo biodegradable mientras pedía un deseo, un gesto que iluminó el cielo torreño de luz y buenos deseos.

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