Torrelobatón renueva su fervor con la Procesión del Santo Rosario de Dolor

Torrelobatón volvió a mostrar en la noche del lunes su gran devoción y profunda tradición religiosa. La Iglesia de Santa María fue testigo de una de las citas más solemnes del calendario cofrade, la Procesión del Santo Rosario de Dolor, que celebró su undécima edición con la participación de dos cofradías hermanadas por la fe, la historia y, sobre todo, por la figura del Beato Padre Hoyos.

La Cofradía del Santo Sepulcro de Torrelobatón y la Cofradía del Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte de Valladolid caminaron juntas en un cortejo marcado por el recogimiento y la emoción. Ambas procesionaron las imágenes del Cristo Crucificado del siglo XVIII y la Dolorosa, que estuvieron escoltadas por los nazarenos de ambas cofradías y las manolas, además de las cornetas y tambores de la Banda de la hermandad vallisoletana.

A pesar de la lluvia que amenazó la procesión y que obligó a acortar el recorrido, se pudieron hacer las cinco estaciones del viacrucis al aire libre en el que se convirtieron las calles de Torrelobatón. Una de las más emotivas fue la que se realizó enfrente de la casa natal del padre Bernardo de Hoyos.

El acto concluyó en la iglesia parroquial donde los presidentes de ambas cofradías, Miguel Ángel Izquierdo por parte del Santo Sepulcro de Torrelobatón y Francisco Javier Coca, del Descendimiento Santo Cristo de la Buena Muerte de Valladolid pronunciaron unas palabras de agradecimiento y devoción.

Durante el acto, la cofradía vallisoletana hizo una ofrenda al Padre Hoyos, nacido en Torrelobatón, y además, los cofrades torreños aprovecharon para hacer el traspaso de la vara del mayordomo, de Eliseo Bueno a Santos Cardillo.

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