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Tarde fría para recibir a su reina, Juana I de Castilla. Pero Tordesillas se echó a la calle para arropar a la monarca, para ver pasar el séquito real por las calles de la villa. Los habitantes de esta población vallisoletana rindieron un año más ... pleitesía a Juana. No faltaron a su cita con este evento que ha cumplido veinte ediciones. Alrededor de trescientos vecinos de la localidad se visten y preparan para recrear lo que pasó hace nada menos que 515 años, allá por 1509.
El Día de Reina, organizada por el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT), volvió a brillar pese a que el tiempo no acompañaba durante la jornada sabatina. La lluvia dio tregua y el séquito discurrió con toda la majestuosidad digna de un cortejo real. El motivo, rememorar la llegada de la monarca a Tordesillas junto a su hija Catalina, además de la presencia de Fernando el Católico, acompañado por el cuerpo de guardaespaldas de la época, los montero de Espinosa. También formaba parte del séquito el cadáver de Felipe el Hermoso, acompañado por hombres de iglesia.
En esta edición, el papel de la reina Juana lo interpretó la joven Raquel Fernández Mata. La niña Aitana Bazán Charro fue la pequeña Catalina. Y Tordesillas volvió a echar toda la leña en el asador para que esta representación estuviese a la altura de lo que se espera. Desde 2005, año en el que este iniciativa dio su primer paso, toda la localidad, asociaciones de vecinos y empresarios han arrimado el hombro para que sea todo un festejo a la vez que un reconocimiento a una mujer que llegó en 1509 a esa población y en cuyo alcázar se quedaría hasta el final de sus días en el año 1555. Nada menos que 46 años fue ilustre vecina de Tordesillas.
El séquito estaba previsto que llegase a las siete de la tarde a la entrada de la población, en la que la reina se encontró con su padre, Fernando. Desde allí, el cortejo se desplazó hasta la Plaza Mayor, donde el pueblo le rinde pleitesía. Llegado todo el cortejo a la plaza, se produce el momento en el que Fernando de Aragón intenta convencer a su hija de que permanezca en Tordesillas. Desde allí, toda la comitiva toma el camino hacia el palacio real, donde la monarca permanecería hasta su fallecimiento, aislada por su padre y olvidada por su hijo, Carlos I de España y V de Alemania. Y es que nada menos que fue madre de seis monarcas europeos.
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