Tiedra llora la muerte del carismático exconcejal Enrique Domínguez

Casado con María José Prieto y padre de tres hijos –Manuel, María José y Enrique–, ejerció durante su vida la profesión de maestro, empezado en el colegio de Villagarcía de Campos y siendo su último destino como docente el instituto Galileo de Valladolid. Cada viernes, después de la última hora de clase, no tardaba en regresar con su familia a Tiedra, donde pasaba el fin de semana. Cuando se jubiló su esposa, se volvieron a vivir a su querida Tiedra.

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Gato, con gran emoción, le recordó como «una persona bondadosa, en el más amplio sentido de la palabra». De aquellos años como concejal destacó «su prudencia en su constante voluntad de apaciguar y conciliar, de que nada se saliera de madre». Además, recordó que siempre estaba dispuesto a ayudar en cualquier actividad, «ya fuese durante las fiestas del Ofrecimiento, en la del Corpus, el mercado medieval, las actividades navideñas, la fiesta de la matanza, la asociación cultural o el grupo de teatro, entre otras muchas». Por ello, Gato subrayó que «allí donde se necesitaban unas manos, siempre estaban las suyas y las de su inseparable Mari Jose». Esta voluntad de ayudar y estar presente le llevó a ser miembro del coro y del grupo de teatro, siendo fundador de la asociación cultural Amallobriga.

Asimismo, Nunilo Gato también rememoró las conversaciones con Enrique «hablando de Tiedra, de su pasado, pero sobre todo de su futuro, más de 32 años pensando y promoviendo proyectos para mejorar nuestro municipio en los que siempre conté con su apoyo y sus consejos de mayor, guiados por la máxima de evitar el enfrentamiento social entre los vecinos». El que fuera alcalde de la localidad durante 28 años expresó con emoción que «no se podría ser mejor persona que Enrique». «Ahora me queda tu ejemplo. Cuando tenga una duda o necesite un consejo miraré al cielo buscando tu estrella», sentenció.