Durante el juicio, que se celebrará a puerta cerrada y arranca este lunes en la Audiencia de Valladolid, declararán 45 testigos (entre ellos, los otros monitores del campamento y los propietarios del mismo) y peritos llamados por las acusaciones y la defensa, por lo que se han programado varias sesiones, en principio, hasta el próximo jueves 30 de septiembre, inclusive. Además, confirmaron desde el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, se ha reservado por si es necesario la fecha del 4 de octubre, si bien no está previsto que los niños vayan a declarar en la vista oral puesto que en estos casos de supuesta agresión sexual se admite la prueba preconstituida (testimonios anteriores al juicio) para evitar, en lo posible, la doble victimización de los perjudicados.
J. S., que era el encargado de coordinar el campamento como uno de los monitores con más experiencia, se enfrenta a penas que suman 67 años de prisión –la Fiscalía pide, en concreto, 5 años de cárcel para cada uno de los 11 delitos de abusos que se le atribuye y 6 años por otros dos de abusos continuados, en total 13 delitos–. Además se solicita al tribunal de la Sección Segunda, que enjuiciará el caso, que se le imponga el alejamiento a las víctimas y la prohibición de ejercer cualquier actividad relacionada con menores durante 10 y 9 años, así como, si se le declara culpable, 7 años de libertad vigilada tras cumplir la condena.
Testificarán ante el tribunal los otros monitores y los propietarios del campamento
La acusación pública pide también que el encausado resarza a las víctimas con una indemnización de 16.000 euros por daños morales. Además de la Fiscalía, tres acusaciones particulares representarán los intereses de los menores en el proceso.
Sin antecedentes
El monitor –que, como es obligatorio para trabajar con niños, carecía de antecedentes policiales y, de hecho, había realizado esta tarea de acompañamiento en las actividades de ocio de este mismo campamento varios veranos– fue detenido el 27 de junio de 2018 por la Guardia Civil después de que la dirección de El Trasto, de la empresa Campa y Ocio y Tiempo Libre, le denunciara como supuesto autor de abusos sexuales a una veintena de menores, todos ellos procedentes de la comunidad de Madrid. J. S. permaneció nueve meses en prisión y se le concedió la libertad provisional con cargos el 20 de marzo de 2019.
A pesar de la oposición de la jueza instructora, la Sección Cuarta de la Audiencia acordó su puesta en libertad al prosperar el recurso interpuesto por su abogado. El auto fundamentaba su puesta en libertad al apreciar el tribunal de apelación «contradicciones» en las diligencias de la investigación y en que muchos de los menores que le habían señalado se retractaron de sus acusaciones.
En los sacos de dormir
Todo comenzó, según sostiene el escrito de calificaciones de la Fiscalía, la noche en que a uno de los niños, de 11 años, le dolía la tripa y el monitor comenzó a darle unos masajes en el vientre, masajes que se extendieron a la zona genital, momento en el que el menor le apartó la mano. Este denunció que hubo una segunda vez otra noche, en la que el cuidador «le tocó por encima de la ropa». Otra de las víctimas, al parecer, declaró que se acercó a la litera en la que dormía y que se despertó cuando le estaba acariciando el pene «por encima del saco de dormir». Las versiones de lo ocurrido en el campamento que sostienen el resto de los menores supuestamente abusados son muy parecidas.
De la veintena que inicialmente denunciaron, 11 son los que han mantenido la acusación, mientras que el resto se han retirado del procedimiento. Fuentes del caso indicaron que los niños no hablaron de lo que había ocurrido hasta el tercer día y que pudieron hacerlo «presionados» por el resto de lo monitores.
Todo comenzó con el masaje en el vientre a un menor que le dolía la tripa y aprovechó para tocarle los genitales, según la acusación pública
El acusado, que durante los primeros interrogatorios se negó a declarar, sostiene que las acusaciones de abusos son inciertas y explica su comportamiento en que simplemente pasaba por las noches por los dormitorios de los niños para comprobar que se encontraba bien y, si era preciso, arroparles si se destapaban para que no cogieran frío. Desde su puesta en libertad, ha permanecido en su localidad natal y en la actualidad, según informaron vecinos de Medina próximos a la familia del encausado, estaría trabajando en Valladolid.
Informe psicológico
Conocidos de J. S., que defienden su inocencia, insistieron en que «tiene una carácter muy infantil, le gusta trabajar con niños, siempre estaba muy pendiente de ellos» y atribuyen la denuncia a «las envidias» suscitadas y el malestar que produjo en otros monitores del campamento el nombramiento como coordinador del acusado, que ya llevaba varios veranos trabajando allí. De hecho, apuntan estas fuentes, él era el único del equipo que no cobraba nada.
El abogado de la defensa, que solicitará al tribunal la libre absolución para su representado, esgrimirá durante el juicio un informe psicológico de 87 folios para sustentar la argumentación de inocencia.