Lorena Sánchez con un cartel que pide justicia. A la derecha, su hijo en el bar donde trabajaban juntos. El Norte
Tres años del crimen de Laguna de Duero

«Lo que más temo es haberme cruzado con los asesinos de mi hijo»

Lorena Sánchez, madre de David Hernández -el joven de 18 años asesinado en Laguna hace tres años- pide respuestas por el crimen de su hijo

Sofía Fernández

Valladolid

Domingo, 16 de abril 2023, 19:44

Una de las cosas que más echa de menos Lorena Sánchez son las conversaciones que tenía con su «niño», con David, cuando bajaban la reja del bar Manhatan. Ese momento, para ellos solos, en el negocio de Laguna de Duero era su pequeño refugio. «Nos ... contábamos nuestras cosas. Quizá mucha gente no lo entienda pero yo era su madre y también su amiga», dice Lorena.

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Lo añora todo. «Su mirada, el escuchar su voz, poder hablar con él, su sonrisa, la forma de ser que tenía, su gracia natural, lo extrovertido que era… Los dos éramos muy parecidos, puro nervio, mi niño tenía un corazón muy grande», añade una madre que no sabe de dónde saca fuerzas después de tres años sin respuestas sobre el asesinato de su hijo. Lorena echa de menos también esa faceta «tocanarices» que su niño tenía con sus dos hermanos Claudia y Alex.

Pero a su niño le quitaron la vida a golpes y a cuchilladas la madrugada del 16 de abril de 2020 a doscientos metros de su casa, en el parque del lago, detrás del polideportivo municipal de Laguna de Duero. A día de hoy -tres años después- Lorena sigue sin respuestas a las mismas preguntas que se hace cada día, desde que se levanta hasta que se acuesta: «quién ha sido y por qué a mi niño».

En pleno confinamiento estricto David salió a la calle poco después de la medianoche. «Mi niño era hiperactivo y necesitaba tomar el aire», explica Lorena, por eso no le sorprendió la escapada de esa noche. Esa noche en la que bajó al parque del lago con lo puesto pero no volvió a subir a casa. Su madre salió a buscarlo pero no lo encontró, fue un vecino quien a primera hora, en torno a las siete de la mañana, se topó con el cuerpo ya sin vida del joven.

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«El primer año tu cabeza se para y no te enteras de nada. Es como un shock, haces las cosas por inercia. Después con el paso del tiempo, de los meses, pasa el primer año, pasa el segundo y vas tomando conciencia de lo que ha pasado pero al mismo tiempo miras la puerta, porque piensas que va a volver. Sigo pensando que volverá a casa», dice Lorena, haciendo un esfuerzo por no derrumbarse.

Carteles y pancartas

Las energías se agotan y en el tercer año de la muerte de David no van a hacer acto de homenaje en el parque donde fue asesinado tras recibir dos cuchilladas en el costado, múltiples golpes y un fuerte traumatismo en la cabeza con un objeto contundente. No habrá flores, discursos ni canciones. «Es muy duro para sus hermanos, sobre todo para Claudia, el mismo día que mataron a su hermano es su cumpleaños y es revivir, más si cabe, el dolor de una forma muy fuerte». Aunque ha sacado fuerzas para plagar de carteles del rostro de David, han colocado unos 400, y han colgado además varias pancartas en varios puentes de la localidad para que el caso no se olvide.

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Porque por el momento, la investigación por el asesinato del joven de 18 años sigue bajo secreto de sumario. «Seguimos sin saber nada, ni siquiera me dicen si hay avances o no. Nuestro mayor miedo es que cierren el caso, que dejen de investigar sin que se resuelva», asegura Lorena.

«Fueron unos niñatos a los que no han pillado todavía, porque uno solo no podría con David, medía metro ochenta y era delgado pero tenía mucha fuerza»

Lorena Sánchez

Madre del joven asesinado

Van rehaciendo su vida como pueden, poco a poco pero les inquieta «el por qué los investigadores están tardando tanto en resolver el caso. Lo que más me temo es que los asesinos sean de aquí, alguien a los que haya mirado a la cara, con los que me haya cruzado. Pensar eso me destroza», dice una madre convencida que varias personas acabaron de forma cruel y cobarde con la vida de su hijo.

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«Fueron unos niñatos a los que no han pillado todavía, porque uno solo no podría con David, medía metro ochenta y era delgado pero tenía mucha fuerza». El hermetismo que rodea la investigación por la muerte de David es equiparable al misterio de su muerte. En un lugar oscuro, sin testigos, sin grabaciones, sin arma del crimen, sin pruebas… «Esa es la mayor desesperación que no haya tan siquiera un sospechoso a estas alturas, que sepamos».

El caso de David pasó de puntillas en el foco mediático. «Nos pilló una época muy mala, en confinamiento y apenas tuvo repercusión», añade la familia que pide que este tercer año al menos tenga respuestas para poder comenzar otra etapa. «La gente piensa que cuando les pillen se acabó todo, pero en realidad vuelves a empezar, a revivir todo en el proceso judicial. La lucha será muy larga».

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Carteles y pancartas que ha colocado la familia en el tercer año de la muerte del joven.

Lorena no ve avances, no siente que las piezas del puzzle sobre el crimen de su hijo encajen de ninguna forma y a los investigadores les pide que no paren de investigar y a los vecinos de Laguna que no tengan miedo en hablar si alguien sabe algo, cualquier detalle. «Sé que hay gente que sabe algo, al final esto no deja de ser un pueblo, que vengan a mí aunque sea de forma anónima, no pasa nada, pero necesitamos respuestas, necesitamos que se haga justicia, que los que lo hicieron paguen por ello para poder honrar su memoria. Unos niñatos no pueden ganar la partida».

Lorena lee de vez en cuando la carta que su niño le escribió dos meses antes de que fuera asesinado. Habíamos discutido y fue su forma de pedirme perdón. «La gente te dice que con el tiempo el dolor se va pasando, pero es mentira, no pasa nunca, yo le extraño igual que el primer día solo que aprendes a guardarlo dentro de ti. Tenía toda la vida por delante, era un crío que estaba aprendiendo a valorar cada día más a la familia y me decía muchas veces que me merecía todas las estrellas del cielo, ahora mi estrellita del cielo es él». De hecho, esa es la frase que lleva tatuada en el costado izquierdo en memoria de su niño, David.

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