Talanqueras y balcones llenos en la segunda edición de «El Fogato»

Desde primera hora de la tarde, las calles de Tuleda han vivido con expectación y ganas una de sus noches grandes. «Había ganas de toros», los vecinos lo comentaban a las puertas de sus casas, incluso celebraban el reencontrarse después de un año junto a los dulzaineros que amenizaban la espera.

Talanqueras llenas desde bien temprano que han terminado abarrotadas ante la gran aglomeración de gente que ha congregado esta celebración. Los más afortunados han contado con un balcón, también a rebosar, desde donde han podido disfrutar de los toros con buenas vistas y una seguridad garantizada. En el asfalto, los más jóvenes, realizaban los primeros calentamientos y estiramientos antes de recibir al toro de cara.

Después de los cohetes y la primera traca, el primer astado de la tarde ha salido animoso pero algo torpón con numerosos tropiezos y patinajes por el asfalto. Ya a pie de los toriles esperaban mozos con capotes improvisados y ganas de lucirse ante el toro.

El segundo, sí ha empezado con más ímpetu, «este está enérgico» comentaban desde las talanqueras. Algo que ha quedado en una ilusión momentánea, a medida que ha ido avanzando metros, al igual que antecesor, su arreón inicial ha quedado reducido a pequeñas embestidas y reacciones a las varas y capotes de los corredores. Tal ha sido su desgana final, que los últimos metros del recorrido los ha realizado en un 'paseo' rodeado de corredores que esperaban una última reacción.

Antes de finalizar el encierro se han juntado ambos toros con los tres cabestros. En compañía han realizado el recorrido un par de veces más ante los mozos que aprovechaban las últimas pasadas para realizar cortes o correr unos metros delante de ellos antes de guardarlos en los corrales.

Un encierro que se ha saldado sin sustos ni sobresaltos en las casi dos horas de duración. Como único acontecimiento reseñable el pequeño 'ronroneo' que ha tenido el segundo de los astados con una talanquera. Un hecho que ha provocado el susto de los vecinos que allí se resguardaban.

Esto solo ha sido el comienzo de lo que es una noche grande para Tudela de Duero, precedido a la suelta de toros «El Fogato», a las once de la noche la orquesta Azabache ha amenizado, en la Plaza de España, la espera a la tradicional pedida de toros por parte de los vecinos del pueblo.

Una tradición en la que los habitantes se reúnen, en la festividad de Santiago, una fiesta que hasta este año solo celebraban ellos en Castilla y León, para pedir al alcalde toros en las próximas fiestas patronales de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque que se celebran del 14 al 18 de agosto. La tradición nace hace más de ochenta años, cuando el regidor de la época, tras problemas económicos en las arcas municipales, quisiera comprar vacas en lugar de toros. Desde entonces, es costumbre que los vecinos abarroten la plaza gritando la presencia de toros en las fiestas patronales, tal y como sucedió aquel año. El alcalde por su parte, bien metido en el papel, les promete vacas ante la insistencia de sus convecinos al grito unísono de «¡Toros sí, vacas no!