«La sumillería es un universo, no sólo hay que saber de vino»

La joven sumiller vallisoletana, de Peñafiel, fue la primera de su promoción, en la décima edición del Curso Internacional de Sumiller Profesional de la Cámara de Comercio de Valladolid y fue la primera mujer española en ganar el Ruinart Sommelier Challenge, en su sexta edición, campeonato que se celebró en el marco de San Sebastián Gastronómica en 2021.

Su primer puesto regional ha catapultado a Elia al concurso nacional de sumilleres, que tendrá lugar en Ifema (Madrid) los días 19 y 20 de abril, donde representará a los sumilleres de Castilla y León y formará equipo con Antonio Fernández (Burgos) y Adrián Navarro (también, como Elia, de la Asociación de Sumilleres de Valladolid), segundo y tercero del campeonato regional.

Tras su paso por dos restaurantes con estrella Michelin, Taller Arzuaga y Ambivium, Elia desarrolla ahora su trabajo en la bodega, restaurante y complejo enoturístico Emilio Moro, en Pesquera de Duero. Allí atiende a los visitantes mostrando los diferentes vinos que trabajan, también dirige catas y enseña a quienes les visitan a diferenciar los distintos caldos. Su tarea se extiende también al restaurante y al 'wine' bar.

El mundo de la sumillería es muy competitivo por la gran exigencia de un trabajo que requiere mucha y continua formación, pero también es un sector donde impera la camaradería. Así lo afirma Elia: «Sí que hay mucho reconocimiento de los compañeros, ya que, al final, todos estamos a una y el que gana se siente muy arropado por los demás». Este año el campeonato se desarrolló en El Tiemblo (Ávila), una elección con la que «se ha potenciado sobre todo el desarrollo rural al hacerlo en un pueblo, lo que da visibilidad a la gente del medio rural y a las oportunidades laborales que también hay en los pueblos tanto en la elaboración de vinos como de otros productos, como quesos o aceite», ejemplifica Elia con productos que se elaboran en torno al municipio abulense y que también han puesto a prueba la maestría de los sumilleres al formar parte de las pruebas del concurso, como ha sido el caso del aceite del valle del Tiétar. Porque, añade, la sumillería no solo se centra en el vino: «Es un universo, es un todo, hay que saber de muchos productos».

Fueron dos días intensos de competición donde 36 sumilleres de distintas asociaciones provinciales se sometieron a un estricto escrutinio los días 13 y 14 de febrero. La primera prueba fue teórica, un examen clasificatorio. Y, a partir de ahí, los participantes tuvieron que catar vinos e identificar productos, examinar y rectificar una carta errónea, tomar una comanda, someterse a una prueba sorpresa -una cata descriptiva de dos aceites de oliva virgen extra e identificar las variedades de su elaboración- y, por último, realizar una decantación de vino, «que es como la prueba definitiva, ya que solo tienes cinco minutos y no te puedes pasar de ese tiempo para decantar y servir a los comensales».

La prueba de la comanda «es la más dura, pero para mí es la más elegante porque es donde demuestras tu estilo, donde tienes que tomar decisiones para aconsejar sobre un menú que te proporcionan: desde el inicio de la comida, incluido los aperitivos, hasta el maridaje de los diferentes platos y también las recomendaciones de la sobremesa; maridarla con puros, destilados, cafés o infusiones», resume.

Ahora, sin apenas tiempo de catar el triunfo, Elia se vuelca junto a sus compañeros en preparar el certamen nacional. «La preparación la estamos llevando en común con la Asociación de Castilla y León, aunando fuerzas para estudiar juntos y formarnos y poder ir muy preparados».

La sumiller incide en que «hay que seguir trabajando diariamente, seguir estudiando y chequeando todos los contenidos para intentar conseguir una buena posición para Castilla y León», región puntera en el sector de la sumillería, algo que reconoce Elia, y que, precisamente, se ve reflejado en el campeonato nacional, donde «en los últimos años sumilleres de Castilla León han optado a los tres mejores puestos e, incluso, han llegado a ganar».

La sumiller peñafielense comenzó en el sector con 23 años. Ama su trabajo, no hay duda de ello: «Hay mucho tiempo invertido y mucho tiempo también disfrutado, la verdad». De su profesión destaca que «a los sumilleres les podemos encontrar en muchos ámbitos, pero realmente creo que un sumiller para ser un buen sumiller tendría que tener y tocar todos los palos de la profesión. Tendría que trabajar o haber trabajado parte de su vida laboral en la sala porque es donde se tiene el contacto más estrecho, donde se pueden probar más vinos, tener más contacto con la gente, donde se pierde un poco el miedo». Pero también, añade, «podemos encontrar profesionales muy formados en otros ámbitos como es el del enoturismo, un ámbito más amplio para dar a conocer el mundo del vino a más volumen de gente. Y a más pequeña escala podemos encontrar sumilleres muy buenos en tiendas de vino especializadas, los cuales realizan recomendaciones a los clientes que, al final, te hacen disfrutar de muy buenos momentos».

Para quienes piensen en dedicarse a esta bonita y exigente profesión, Elia destaca la importancia «de la constancia y el querer seguir aprendiendo y actualizarse» en un sector que «ofrece muchas posibilidades y oportunidades laborales en muchos ámbitos».