Sobresaliente nacional en diversidad para un colegio de Valladolid

Una actividad interesante desde el punto de vista educativo pero esencial desde el punto de vista social. «Con esto queríamos mostrar que todos somos diversos y que todas las personas tienen algo que les hace sentirse discapacitados en algún aspecto: no todos somos capaces de hacer todo», añade la profesora. Con esa generalización de la discapacidad y al mismo tiempo, la trivialidad de las etiquetas, pretende crear mentes inclusivas y abiertas desde pequeños aunque asegura que es más fácil que con los adultos. «Es muy sencillo explicarles a los más pequeños la importancia de la igualdad porque afortunadamente los niños y las niñas no tienen ese problema», asegura Lola Callejo.

Tratar de teñir con la inclusión la personalidad de los más pequeños es muy sencillo porque, como aclara la tutora, «ellos no ven esas diferencias, eso lo vemos los adultos». Y precisamente, ese es el problema y lo que puede turbar el futuro esperanzador que tratan de impulsar las escuelas. «Obviamente hay gente que entiende que este mundo es de todos y para todos, pero todavía hay quien trata de aislar a sus pequeños en base a ciertas condiciones sociales, culturales o físicas. Es así de triste», lamenta la profesora.

Frente a esa educación en las casas, solo queda luchar por la igualdad en las aulas. Así, esta propuesta se acoge cada año con especial entusiasmo y este, finalmente, ha tenido un reconocimiento.«Al principio era un papel vacío que daba mucho miedo, pero al final lo fuimos configurando hasta completarlo», apunta la profesora. Con un formato tridimensional, los pequeños iban configurando el escenario y elaborando a las personas protagonistas del cartel. Solo con una condición: no hay ninguna condición para elegir a esos protagonistas. Bajo el título 'Ocio tridimensional' se hace referencia no solo al diseño del cartel sino también a tres variantes consecuentes de la elaboración: reflexión, diversión y visión de una realidad.

Ante tal propuesta, las posibilidades para alzarse con el primer puesto en su categoría a nivel nacional eran especialmente altas. Y así fue. Tras lograr el premio provincial en la categoría A, a la que pertenecían por edad, lograron el premio autonómico: un scape room. «Aunque nos costó dar con uno porque era difícil adaptarlo a veinte alumnos, nos dio muchísimo juego a nivel didáctico», comenta. Para superar esas dificultades de aforo primero diez alumnos hicieron la actividad que consistía en ayudar a animales de un acuario, mientras los otros diez paseaban por el jardín botánico de Arroyo de la Encomienda bajo las directrices de un ingeniero agrónomo. «Nos nutrimos de recursos que hemos estado utilizando en clase porque aprendieron mucho», asegura la profesora.

Después del reconocimiento autonómico, vino la fase final: premio nacional en su categoría. «El premio por ganar el concurso fue una tablet a cada uno de los alumnos y a la profesora», añade Lola Callejo. Una dotación que ilusionó especialmente a los alumnos. «Estaban tan entusiasmados que no paraban de preguntarme cuándo nos traían la tablet», bromea la tutora. El broche de oro fue la gala de premiados que reunió también a todos los clasificados en la fase autonómica. En el acto, los alumnos del colegio Nicomedes Sanz aprovecharon, como no podía ser de otra manera, a hacer un guiño a la inclusión. «Al final de la gala hicimos la canción 'Paz y amor' en lengua de signos que habla precisamente de la igualdad y el respeto». Un cierre redondo de 'un camino que nos hace iguales'.