Valladolid
Santa Eufemia toca las campanas para ahuyentar los diablos tormenterosValladolid
Santa Eufemia toca las campanas para ahuyentar los diablos tormenterosAnochecía este viernes en Santa Eufemia del Arroyo en el último y frío día del mes de enero. De repente empezaron a sonar las campanas de la única iglesia del pueblo. No tocaban a misa ni a funeral ni a ninguna celebración religiosa. Tampoco ... sonaban para alertar de un fuego, como se hizo en otros tiempos. Nada de eso. Un año más los vecinos revivían en la noche de santa Brígida (1 de febrero) una de sus tradiciones más queridas al subir a la torre de la iglesia a tocar las campanas para ahuyentar las temidas tormentas por intercesión de la santa. La tradición está ligada a la creencia de que durante esa noche los diablos tormenteros preparaban las tormentas que iban destinadas a arruinar las cosechas con su pedrisco durante el resto del año.
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Como es costumbre, los vecinos se reunieron en el bar antes de que, los más valientes, desafiando las bajas temperaturas y bien abrigados, subieran a la torre de la iglesia. El veterano Félix Fernández, con 82 años de edad, inició el repique de las campanas con unos toques característicos que, una y otra, recordaban el conjuro `Tente nube, tente tú, que solo Dios puede más que tú, si eres lluvia, ven acá, si eres piedra, tente allá´. Fernández aseguró que, aunque le gustaría que sus toques se acercaran a los de antaño, «lo seguiré haciendo mientras que tenga las fuerzas». El frío viento fue también protagonista en lo alto de la torre, porque «por san Vicente se van las nieblas y vienen los vientos», en el refrán que fue recordado por Fernández.
A la cita con las campanas no faltó la vecina Nuria Santos, ya que «es muy importante conservar las tradiciones como forma de identidad». Aunque no las tocó, realizó una retrasmisión en directo a través del perfil de Facebook Me gusta Santa Eufemia del Arroyo, con más de 500 seguidores. Junto a Nuria estaba su prima Amaya Pérez, que, después de muchos años, regresó a Santa Eufemia desde Algorta (Vizcaya) para vivir con gran emoción la tradición del pueblo en el que nacieron su madre, Mari Carmen, y sus abuelos Máximo y Libia. Tampoco faltó la teniente de alcalde, Lydia Uña, quien de nuevo destacó «el valor de revivir estas tradiciones como un motivo para el encuentro de los vecinos».
En la torre, tocando las campanas, tampoco faltó el cronista de la localidad, Miguel Ángel Cañibano, quien volvió a recordar que «con este toque singular de campanas, santa Brígida nos protegerá todo el año de las tormentas de pedrisco, aunque éste no es el único santo protector de santa Eufemia, pues por sendos votos de villa encomendamos a santa Bárbara que nos protegiera de las riadas, tan frecuente en nuestro pueblo, y a san Gregorio que nos protegiera de las plagas de insectos», porque «nosotros celebramos sus fiestas y ellos nos amparan, esta es nuestra creencia y tradición».
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La velada acabó en el bar del pueblo con una invitación por parte del Ayuntamiento a degustar sabrosas viandas para reponerse del viento helado de la torre. Fue el momento de recordar otros tiempos de la tradición, como lo bien que tocaba Bonifacio Martín y que eran varias horas las que sonaban las campanas. Aquellos lejanos años, en los que el pueblo tenía 600 habitantes, y también se escuchaba que «las mulas que oyen santa Brígida seguro que no se mueren ese año», aunque también eran muchos los que pensaban que, al escuchar las campanas, «este año, por lo menos, ya no me muero».
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