Hasta luego, San Agustín

Novillada con picadores, con casi tres cuartos de entrada, en la que junto al madrileño hizo el paseíllo el cacereño de Trujillo José Rojo, que se fue de vacío al no terminar de cuajar faena ante los dos peores ejemplares del encierro de utreros, en la que también destacó el tercio de varas protagonizado por picador vallisoletano Titi Agudo, al segundo de la tarde, y el bonito ejemplar de Cebada Gago de pelaje negro que cerraba plaza, que fue de menos a más, al que se premió con vuelta al ruedo en el arrastre.

Festejo que tuvo como única incidencia reseñable la caída de uno de los caballos de picar cuando salía desde el patio de cuadrillas que prolongó excesivamente, ante la complicado que resultó poder ponerlo de nuevo en pie, la lidia del manso ejemplar de pelaje cárdeno que habría plaza.

A primera hora de la tarde el templo parroquial y sus aledaños acogían la tradicional celebración religiosa en honor a San Agustín con asistencia de las autoridades locales y reinas de las fiestas y la posterior procesión con la imagen del obispo de Hipona portada a hombros por los padres de las soberanas y el pregonero de las fiestas.

Poco después el parque jardines de Castilla acogía la celebración de una gran comida de hermandad organizada por la Asociación de Peñas Pedrajeras. Y ya en la sobremesa la plaza Mayor tenia lugar la última de las sesiones de café concierto con la actuación del dúo Dos de Picas.

Tras la novillada y el posterior coloquio con los dos novilleros actuantes organizado por la Asociación Afición Taurina de Pedrajas, en los aledaños del coso tuvo lugar un divertido encierro de carretones para los más pequeños organizado también por dicho colectivo taurino.

Ya pasadas las 23 horas, amenizado por la charanga La Gaveta, arrancaba el lastimero desfile de peñas y vecinos allí concentrados camino de la plaza Mayor, portando velas encendidas, para despedir las fiestas con el tradicional arriado de banderas y el lanzamiento de una colección de fuegos artificiales desde la azotea de la casa consistorial a los sones del lastimero tema «Pobre de mí». El broche a las celebraciones lo ponía el tradicional 'Baile de los Casados' que en esta ocasión estuvo amenizado por el conocido cantante vallisoletano Alfonso Pahino.