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Más formación y hablar sobre el suicidio son las mejores formas para prevenirlo. Esta fue una de las conclusiones que se extrajeron de la II ... Jornada Mujer y Salud Mental organizada por el Centro Hospitalario Benito Menni coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental. En ella participaron profesionales del ámbito de la salud mental y del sector social y compartieron sus experiencias y reflexiones sobre la situación de las mujeres rurales, el impacto de la violencia de género y el stigma asociado a las enfermedades mentales, con un enfoque en los procesos de recuperación personal.
La inauguración corrió a cargo de María Victoria Moreno, directora general de la Mujer, Ángel González, director gerente y director médico del Benito Menni y de Alfonso Romo, diputado del Familia, Igualdad, Acción Social y Centros Residenciales quien destacó la importancia de normalizar y cuidar el bienestar emocional. «Se ha avanzado mucho, pero todavía queda por hacer», dijo y destacó también la «importante labor que realizan en el medio rural las Hermanas Hospitalarias, la fundación Intras y la asociación El Puente. A la Diputación nos sirven de mucho apoyo».
La primera mesa profundizó sobre el área de los servicios sociales y la situación actual. En ella intervinieron varias expertas que trataron sobre la importancia de la coordinación y el trabajo en red y sobre los agentes clave del entorno rural como pueden ser el farmacéutico, el médico, el trabajador social y hasta el cura y el alcalde, «que pueden jugar un papel vital en la detección temprana de problemas y la creación de un entorno seguro y de apoyo.».
La trabajadora social Raquel García presentó el 'Proyecto JULIA`', un programa de la Federación de Salud Mental de Castilla y León que pone el acento en el empoderamiento y la creación de redes de apoyo entre mujeres en el ámbito rural, concretamente en municipios de menos de 10.000 habitantes. Esta profesional subrayó que la incidencia de la violencia es muy alta. «El 81% de las mujeres entrevistadas declaran haber sufrido algún tipo de violencia en el entorno familiar», apuntó. «Es un programa muy sensible, donde se crean espacios de respeto, de comprensión y apoyo mutuo de y para mujeres. Es un lugar donde compartir con respeto y sentirse seguras», añadió.
La segunda mesa redonda trató sobre la situación actual del área de Salud Mental. En ella, Raquel Melero, psiquiatra del Hospital Río Hortega, habló sobre el modelo terapéutico de hospitalización a domicilio, que arrancó en 2020 para ofrecer diagnóstico y tratamiento en el propio hogar. Este modelo es especialmente importante en áreas rurales, donde el acceso a servicios especializados es limitado. Melero destacó que más del 70% de los pacientes atendidos han sido mujeres, en su mayoría con trastornos depresivos y de ansiedad.
Amara Pérez, psicóloga clínica de la Unidad de Atención al Suicidio del Hospital Río Hortega abordó el suicidio desde una perspectiva de género, destacando los factores de riesgo asociados específicamente a las mujeres. Explicó que, aunque el sufrimiento que lleva a una crisis suicida es subjetivo, hay patrones claros de riesgo en las mujeres rurales. También mencionó que el suicidio sigue siendo un tema tabú, y que hablar de ello no solo no lo fomenta, sino que es clave para su prevención. El suicidio machista fue otro tema central en su exposición y que según dijo, «se puede prevenir, y para ello es necesario contar con recursos especializados».
También se habló del importante papel de la enfermería en el ámbito rural. Carmen Riega, enfermera de salud mental, explicó que la estructura del servicio en la zona oeste de Valladolid cuenta con nueve equipos distribuidos por áreas rurales que están formados por enfermeras y técnicos en cuidados auxiliares que brindan continuidad en la atención a pacientes con trastornos mentales graves. Riega destacó que, si bien el entorno rural puede ofrecer una mayor cercanía y vecindad, también es un espacio donde el estigma hacia la enfermedad mental y el rol de cuidadora de la mujer están «profundamente arraigados». Mencionó también la importancia de cuidar a las cuidadoras. «Si las mujeres que cuidan a sus familias no reciben el apoyo necesario, su salud mental se deteriora, lo que a su vez afecta su capacidad de cuidar a los demás», apuntó.
La jornada sirvió para llamar a la acción: naturalizar las conversaciones sobre salud mental y suicidio, desestigmatizar el sufrimiento y fomentar la formación en igualdad de género. Las ponentes coincidieron en que hablar abiertamente de estos temas, especialmente en el ámbito rural, es esencial para mejorar la salud mental de las mujeres y para construir redes de apoyo que promuevan su recuperación personal. «Necesitamos seguir acercándonos a la mujer rural, que está invisibilizada, apartada y encerrada por el estigma. La mujer rural puede tener un rol más activo y diferente del de cuidadora y debe poder acceder a todos los recursos laborales, formativos y de salud mental. Sigue habiendo un reto importante para visibilizar y trabajar con toda la red de agentes sociales del entorno, que en el medio rural son tan importantes. Por eso es vital seguir haciendo labores de divulgación», apuntó Rebeca López, directora del área de Salud Mental del Benito Menni y una de las organizadoras de esta jornada.
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