Conchita Rodríguez Brezmes, junto a la tabla que halló en la iglesia de San Pedro, acompañada por Carmen Sánchez y José Emilio Pelayo, amigos que la ayudaron a bajar la obra del campanario. M. G. MARBÁN
Provincia de Valladolid

La sacristana de Berrueces halla una pintura del siglo XVI en la subida al campanario

La tabla descubierta por Conchita Rodríguez, de 78 años, podría relacionarse con el retablo de la iglesia de San Pedro, vinculado al Maestro de Astorga

Miguel García Marbán

Berrueces (Valladolid)

Domingo, 19 de septiembre 2021, 22:21

El patrimonio de la localidad terrecampina de Berrueces se ha visto incrementado con la aparición de una tabla con pinturas que datan de principios del siglo XVI. Fue hace meses cuando la veterana vecina Conchita Rodríguez Brezmes, que hace las veces de sacristana de ... la parroquia, se dio cuenta de la existencia de una tabla en la subida al campanario de la iglesia parroquial de San Pedro. Al darle la vuelta observó que en varias partes había pinturas con distintos motivos, destacando varias caras.

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El hallazgo fue comunicado al Arzobispado de Valladolid, y se encuentra a la espera de que se pueda restaurar y de esta forma, incorporarla al patrimonio de la iglesia parroquial. A sus 78 años, Conchita Rodríguez Brezmes, que es muy aficionada a todo lo antiguo, explica que la tabla apareció «de repente, ya que había limpiado muchas veces la subida del campanario y nunca la había visto». Al encontrarla, vio que había caras. Por eso, pidió ayuda a un matrimonio amigo de Santander, formado por José Emilio Pelayo y Carmen Sánchez -ambos pasan temporadas en la localidad terracampina- y cuyos padres nacieron en Berrueces. Entre los tres bajaron la tabla a la iglesia, donde al limpiarla por encima el polvo que tenía observaron cómo aparecían las pinturas. Conchita tiene claro el futuro incierto de la tabla de no haberla encontrado y está segura de la necesidad de que sea restaurada «para saber lo que esconde, porque la vida es muy corta y lo que no hagamos ahora quedará sin hacer».

Retablo actual con el que se vincula la pintura en una etapa anterior. M. G. M.

Mientras tanto, la obra espera en el baptisterio, donde Conchita, José Emilio y Carmen la depositaron, a la espera de que la mano especializada de un restaurador descubra lo que escode y saque parte de la belleza que tenía cuando fue pintada hace más de 400 años.

A primera vista, se observa que una parte de ella fue repintada, posiblemente en el siglo XVIII, con motivos florales con el fin de que tuvieran un uso distinto al original. Entre los trozos de pintura conservada, destacan algunas caras y manos, pero también un paisaje urbano que enmarcaría alguna escena bíblica. Por su estilo, se acerca a la pintura hispanoflamenca de principios del XVI.

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Esta pintura se podría poner en relación con las de las ocho tablas del retablo mayor de la iglesia dedicadas a la vida del apóstol San Pedro: la entrega de las llaves, cortando la oreja a Malco, la pesca milagrosa, su crucifixión, la curación en el atrio del templo, la transfiguración, quo vadis y el lavatorio de los pies. Estas tablas habrían sido aprovechadas de un retablo anterior, ya que el actual se sabe que fue iniciado en 1585 por Pedro de Bolduque y continuado por su sobrino Mateo Enríquez. Hay que considerarlas dentro de la estela de Juan de Borgoña, con tipos algo recios pero idéntica preocupación que aquel maestro por el espacio captado en profundidad, según el estudio del profesor Caamaño, que refiere el profesor Jesús María Parrado del Olmo en el 'Catálogo Monumental del Antiguo Partido Judicial de Medina de Rioseco'. El autor estaría muy cerca del círculo del Maestro de Astorga, artista leonés que trabajó en el primer cuarto del siglo XVI. Se considera este artista discípulo del Maestro de Palanquinos, al que se le atribuyen las tablas de la iglesia de San Juan de Villalón de Campos.

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