Valladolid

Les roban días después de trasladar la tienda: «Suerte que encontró cien euros y no la destrozó»

«Se ha llevado el dinero y no ha tocado nada más, una bolsa de chuches únicamente», comenta Diana Romos, propietaria del establecimiento. Cien euros en monedas es el botín obtenido por el caco, una cantidad algo más elevada que la que normalmente dejan en la tienda. «Nosotros el dinero nos lo llevamos cada día, simplemente dejamos allí algunas monedas que son casi más de cambio que de otra cosa, y que son los pagos de los últimos clientes de la mañana», explica Romos. Una costumbre que, confiesa, no va a volver a repetir. «La Guardia Civil nos ha recomendado dejar la caja vacía y a la vista, para así evitar que entren en su búsqueda».

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Fue el vendedor de huevos de la localidad el que avisó a los propietarios de la panadería que, en un principio, al tener un cristal doble de seguridad en el establecimiento, pensaron que se trataba de una fractura propia de un intento de robo frustrado. Pero otra vecina les llamó a los pocos minutos para avisarles de que, efectivamente, había un agujero en el cristal y que cualquiera podía colarse en la tienda. La mujer fue clave en la detención del ladrón, ya que le vio y facilitó su identificación, por lo que los propietarios del negocio están muy agradecidos. Cuando ellos se trasladaron hasta la localidad olmedana, comprobaron que el ladrón había accedido al interior del local rompiendo la cristalera baja de la puerta, como si de una gatera se tratara.

Sobre la medianoche, y en presencia de la Guardia Civil, que ya había detenido al autor de los hechos, constataron que la tienda se encontraba en perfectas condiciones y que todo se había quedado en poco más de un susto: «Quiero pensar que la suerte de que encontrara esas monedas nos ha evitado algo peor, el encontrarnos con la tienda destrozada», señala Diana Romos. «El dinero lo hemos recuperado, así que quitando el trabajo de barrer los cristales y preparar denuncias, que nos llevó hasta las dos de la madrugada, una hora muy tardía para nosotros, que empezamos a funcionar a las cinco, ha quedado en un susto y una lección aprendida: no dejar nunca más dinero», comenta Diana Romos.

Al parecer, el autor del robo, que no es conocido en el pueblo, tenía previsto coger un autobús en dirección Madrid. «Estaba de paso, venía de Ataquines, pasó por aquí, necesitaba monedas y se coló a por ellas», comenta Diana.

El robo se produce días después de trasladarse de local, una mudanza de apenas doscientos metros. «Nosotros antes teníamos el local en la calle la Merced y justo nos acabamos de cambiar. Estamos pensando en poner verjas, que es lo que teníamos en el anterior establecimiento, y nunca tuvimos que lamentar ningún susto como este», afirma su propietaria.