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M. G. Marbán
Medina de Rioseco
Miércoles, 24 de noviembre 2021, 18:20
Medina de Rioseco llora con dolor y tristeza la muerte a los 96 años de sor María Domeño, la Hija de la Caridad, Hija Adoptiva de la Ciudad, que durante 61 entregó su vida por el bienestar de los ancianos de la residencia de la ... localidad Sancti Spíritus y Santa Ana. Junto a los afamados hermanos rejoneadores Ángel y Rafael Peralta promovió durante medio siglo el afamado festival benéfico que aseguró el futuro del geriátrico.
Sor María Domeño Azcárate nació el 30 de noviembre de 1924 en la localidad navarra de Aivar. Entró en el seminario de las Hijas de la Caridad el 18 de julio de 1948, siendo su primer destino la residencia de Rioseco, a la que entregó más de seis décadas de su vida. Un centro que en gran parte debe su existencia a esta caritativa hermana. «Yo he hecho todo por amor a Dios, no para que nadie me agradezca nada», recordaba la religiosa en una entrevista (Lorena Sancho, El Norte de Castilla, 2010). El inicio de su maravillosa historia se encuentra el 29 de mayo de 1949, cuando sor María Domeño, con 24 años, llegó al terracampino pueblo de Medina de Rioseco para ayudar a otras dos hermanas en un asilo que daba cobijo a 32 ancianos sin recursos. «No había comida y estaban helados de frío los pobrecicos, teníamos que encender estufas de serrín que nos daban las doce hasta que lo conseguíamos», según ellas misma recordó. Por eso, no dudó en salir a pedir a la calle lo que fuera, porque los ancianos no tenían nada que comer, incluso salió en busca de alimento a las tierra de cultivo.
La situación del Hospital Casa Asilo era tan precaria que sor María y su superiora, sor Micaela, se presentaron en 1954 en Valladolid, antes de una corrida, para pedir auxilio al caballero rejoneador Ángel Peralta. En el primer festival, en noviembre de ese mismo año, las monjas del hospital pasaron un mal trago cuando se acercaba la hora de inicio a las tres y media de la tarde y don Ángel no llegaba al haber tenido una avería en el coche en el que viajaba. Sin embargo, llegó y el festival, aunque fue un éxito, no fue lo que se esperaba. «No se preocupen ustedes que el próximo año les lleno la plaza», fue la respuesta de don Ángel a las monjitas, trasladando el festejo al mes de junio conociendo con las fiesta patronales de San Juan y asegurando el éxito. A partir de 1958 a don Ángel le acompañaría su hermano Rafael.
Gracias a estos festivales la residencia de ancianos de Medina de Rioseco fue saliendo poco a poco de su gran penuria, poniendo fin a necesidades básicas para, poco a poco, ir mejorando sus instalaciones como mejor impulso para que en la actualidad el Hospital Casa Asilo Sancti Spiritus y Santa Ana sea una moderna residencia de personas mayores que da servicio a todos los pueblos de la comarca, todo ello gracias al impuso y constancia de la caritativa hermana, a quien el 21 de julio de 2001 el Gobierno de España le concedía la Medalla al Mérito en el Trabajo.
Sor María Domeño estuvo en Rioseco hasta 2010, año en el que las Hermanas de la Caridad dejaban la residencia después de 129 años de servicio, sobreponiéndose a numerosas dificultades económicas y dando una lección ejemplar de dedicación y solidaridad. Desde entonces, sor María tuvo un merecido descanso (siempre con el recuerdo de su querido Rioseco) en la residencia que las Hermanas de la Caridad tienen en la localidad guipuzcoana de Ibarra, donde ha fallecido. Fueron su tesón, lucha, perseverancia y ayuda por los que en el año 2020, el pleno del Ayuntamiento, por unanimidad, considerase que sor María mereciese el título de Hija Adoptiva de la Ciudad de Medina de Rioseco.
El Ayuntamiento de la Ciudad de los Almirantes ha declarado un día de luto oficial y las banderas ondearán a media asta en honor y recuerdo de la religiosa. El alcalde riosecano, David Esteban, ha manifestado que «la capacidad de sacrificio, la entrega hacia los demás, el arte de ejercer la caridad, el trabajo por y para los mayores de Medina de Rioseco en la Casa Asilo Sancti Spiritus y Santa. Hoy el firmamento tiene una nueva estrella que tanto ha velado por las personas de Medina de Rioseco. Descansa en Paz, Sor María. Nos queda tu ejemplo, nos queda tu recuerdo, nos queda tu cariño. Rioseco no te olvida ».
En el año 2011, Ángel Peralta, con motivo de su felicitación navideña, dedicó a la religiosa un emotivo poema que resume su solidaria vida de entrega a los demás.
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