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Hace una década, el nido de cigüeña que habitualmente aliña el campanario de la iglesia de Santa María la Mayor de Villanueva de los Infantes se desplomó. Cayó de golpe contra el suelo. Sobre vía pública. «Por suerte», recuerda el alcalde de la localidad vallisoletana, ... Jesús Palomo, era «tarde». Sobre las dos de la madrugada. No había «nadie». Las calles estaban desiertas. No fue hasta la mañana siguiente cuando se percataron de que el refugio avícola se había desprendido desde veinte metros, la altura aproximada que tiene la parroquia. «No quiero ni imaginarme qué hubiera pasado si se cae de día, podía haber dado a algún vecino», lamenta en regidor.
Ahora, diez años después, esa situación estaba «muy cerca» de repetirse. Las probabilidades, cuenta Palomo, eran «elevadas». Por ello, y tras recibir la petición de numerosos vecinos, el Consistorio villanovense inició los trámites para solicitar la retirada del nido. Primero, una llamada al Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Posteriormente a Diputación de Valladolid y a los Bomberos de la institución provincial.
El viernes por la mañana, los bomberos acudieron hasta el municipio para retirar, en apenas media hora, un «enorme» nido de más de 2.000 kilos de peso. «Ese nido llevaba ahí desde hace nueve años, y era grandísimo», reconoce Palomo. «Lo han quitado en un momento y la verdad es que estamos más tranquilos; era un peligro para la población. Imagina que caen dos toneladas desde veinte metros en una zona con mucho tránsito como es el entorno de la iglesia...», continúa el alcalde.
La retirada de nidos de cigüeña es una práctica «muy habitual» para los Bomberos de la Diputación de Valladolid. Así lo confirma el jefe del Servicio, Juan Carlos Abad, quien asegura que «no hay complicación» en el procedimiento. «Se acordona la zona, se va con una escala y tiramos el material al suelo; para ello utilizamos un instrumento que se llama brujas, y la verdad es que no tiene más, quitamos muchos nidos a lo largo del año en la provincia», asevera Abad.
Asimismo, el jefe del Servicio considera que, por su experiencia, es «muy difícil» que un nido se desprenda. «Es más fácil que se caigan unos cascotes, pero aún así, si nos llaman, procuramos quitar los nidos para evitar complicaciones», concluye.
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