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J. SAnz y M. Á. Rochas
Valladolid
Martes, 14 de abril 2020, 21:09
La residencia Villa de La Seca, que alberga a más de medio centenar de residentes, en su inmensa mayoría vecinos de la localidad, vive estos días momentos complicados después de llorar la muerte de dos de sus residentes en los últimos cuatro días y ... que los test realizados al personal y a los internos desvelaran que 22 de los 52 mayores alojados tienen el virus, al igual que siete de sus auxiliares (sobre una plantilla de 30 trabajadores). «Estamos en un momento complicado», reconoce el teniente de alcalde, David Rivera, quien aclara que los residentes que han contraído el virus «están bien por ahora, según nos ha comentado el médico que les visita», mientras que las auxiliares contagiadas están «asintomáticas» y permanecen en cuarentena domiciliaria.
Pero si algo bueno puede sacarse de esta pandemia es la solidaridad mostrada por personas como, en este caso, los propietarios de La Posada de Las Esencias, un complejo hostelero de la localidad que no ha dudado en «ofrecer sus habitaciones sin coste alguno» a las siete trabajadoras que esta misma semana van a incorporarse a la plantilla de la residencia Villa de La Seca para sustituir a las auxiliares que permanecen en aislamiento. «Cuatro llegaron el lunes procedentes de Salamanca y esperamos a tres más (dos de Tordesillas) en estos días», resume el concejal, quien explica que las propias empleadas, contratadas por la empresa subcontratada que gestiona el centro (de titularidad municipal), pusieron «como condición para venir que pudieran tener un alojamiento para evitar los desplazamientos y el riesgo de poder llevar también el virus en caso de contraerlo a sus familiares».
Así que el Ayuntamiento contactó con los dueños de La Posada, un matrimonio y su hijo, que previamente «ya habían ofrecido sus instalaciones si surgía algún tipo de necesidad». No lo dudaron. «El lunes llegaron las cuatro chicas de Salamanca y han pasado la primera noche en la propia residencia, ya que los dueños del alojamiento tuvieron que pedir una serie de permisos para poder abrir para alojarlas», resume David Rivera antes de concretar que este mismo martes a primera hora la tarde han podido ya hospedarse en este alojamiento rural.
La covid-19, en datos
La Seca, en una escena que se repite en muchos pueblos y ciudades de la provincias y de la comunidad, ha tenido que llorar este martes en silencio la muerte de una de las residentes, Milagros Carracedo, de 90 años, que murió el lunes y que también había contraído el virus. «Era una mujer muy querida en el pueblo, madre de la dueña de la tienda de Alimentación Domínguez (acaba de cerrar sus puertas por jubilación) y deja dos hijos y nietos», destaca el concejal antes de lamentar lo doloroso que resulta «no poder acompañar a la familia en estos momentos especialmente duros». El pasado fin de semana también falleció otra interna, Rosario, vecina de Villanueva y que también había contraído el virus.
«La residencia cuenta ahora con todo el personal y medios suficientes de protección, pero estamos muy preocupados, ya que las cosas cambian en horas», lamenta David Rivera, quien destaca que los empleados intentan estos días que «los internos puedan hablar con sus familiares por videollamadas ante su lógica preocupación por su estado de salud».
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