El etnógrafo Joaquín Díaz ha escrito que «en antiguas oraciones, en conjuros, en costumbres aún vigentes puede vislumbrase la importancia que en otras épocas tuvieron determinadas convicciones». Costumbres como la que los vecinos de Santa Eufemia siguen renovando en la noche de Santa Brígida ( ... 1 de febrero) al subir a la torre de la iglesia a tocar las campanas para ahuyentar las temidas tormentas por intercesión de la santa. La tradición está ligada a la creencia de que durante esa noche los diablos tormenteros preparaban las tormentas que iban destinadas a arruinar las cosechas con su pedrisco durante el resto del año.
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Este año, las normas sanitarias para hacer frente a la pandemia han impedido que los vecinos, como es costumbre, pudieran subir a la torre. De ahí que el rito, que se celebró el domingo por la tarde, a pocas horas de la noche de Santa Brígida, tuvo a la tecnología como su mejor aliada para que el centenario toque de campanas haya podido ser escuchado por más personas que nunca al haber sido retransmitido en directo a través de las redes sociales municipales..
Por primera vez se llevó a cabo a media tarde, con la luz del día, con el objetivo de respetar el toque de queda. El veterano Félix Fernández, a sus casi 79 años de edad, fue de los muy pocos que subieron a la torre para ser de nuevo el responsable de repicar las campanas con unos toques característicos que, una y otra, recordaban el conjuro 'Tente nube, tente tú, que solo Dios puede más que tú, si eres lluvia, ven acá, si eres piedra, tente allá'. Este año, desde la redes sociales municipales, se animó a que la letra fuese 'tente covid, tente tú', porque «es lo que hemos pensado todos los que estábamos unidos por el tradicional toque, con el deseo de que podamos a volver a estar juntos, porque nos echamos mucho de menos», aseguró la teniente de alcalde, Lydia Uña, quien siguió los toques desde la calle, junto al alcalde, Victorino Rodríguez, y un grupo de vecinos.
Una vez más, el fuerte viento fue también protagonista en lo alto de la torre porque «por San Vicente se van las nieblas y vienen los vientos», en el refrán que fue recordado por Félix Fernández. A escasos metros de la torre, la vecina Raimunda González, a sus 94 años, siguió con atención desde su casa los populares toques. No así su hijo, el cronista de la localidad, Miguel Ángel Cañibano, quien se tuvo que conformar con seguir la retransmisión desde Valladolid, asegurando que «aunque este año no haya podido ir a celebrar la fiesta y tocar las campanas como cada año, por las restricciones, es importante que se mantenga la unión del pueblo en torno a sus costumbres».
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Cañibano recordó sus tiempos de niño «cuando era todo un espectáculo oír las campanas ese día, y Lucinio, Boni y otros más hacían verdadera música con ellas». Además, explicó que «con este toque de campanas, Santa Brígida nos protegerá todo el año de las tormentas de pedrisco, aunque éste no es el único santo protector de Santa Eufemia, pues por sendos votos de villa encomendamos a Santa Bárbara que nos protegiera de las riadas, tan frecuente en nuestro pueblo, y a San Gregorio que nos protegiera de las plagas de insectos», porque «nosotros celebramos sus fiestas y ellos nos amparan, esta es nuestra creencia y tradición».
Con el fin de perpetuar la tradición, Cañibano propuso hacer en verano un taller para enseñar a los más pequeños el popular toque, «que tengo en la cabeza desde niño».
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