![Repartir la misa entre dos pueblos para no perder la fe](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202109/29/media/cortadas/cura1-kT9H-U150687888017HVE-1800x1800@El%20Norte.jpg)
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Apenas cinco kilómetros separan los municipios de Llano de Olmedo y Fuente-Olmedo, ruta de sobra conocida por José Ramón Peláez Sanz, párroco de Olmedo que imparte misa en este pueblo y en otros más pequeños de la zona. Estos dos municipios tienen una peculiaridad que une a sus vecinos y que consiste en compartir la misa dominical, de modo que cada semana se celebra para ambos pueblos en la iglesia de uno de ellos. La escasa población –y envejecida– de estos municipios hace que, en invierno, acudan menos de diez personas, por lo que este activo párroco buscó una solución para no perder la eucaristía en ninguno de los dos: trasladar en su propio coche a los feligreses que deseasen acudir a misa. Así, cada semana, José Ramón celebra misa en un pueblo, un domingo en Llano de Olmedo y, al siguiente, en Fuente-Olmedo. «Es la mejor opción para que nadie se quede sin su oración y fui yo el que me ofrecí desde el inicio de esta iniciativa a llevar a los vecinos en mi coche, ya que muchos de ellos no tienen carnet ni vehículo propio para poder llegar», explica. Con esta forma de proceder, el párroco evita «decir misa para dos personas y después para otras cuatro o cinco», según precisa él mismo.
Para los feligreses esta idea llegó «como agua de mayo» y María Teresa Sobrino, vecina de Llano de Olmedo, está de acuerdo porque «el párroco no puede dar misa en tantos pueblos para tan poca gente en cada uno». Además, asegura que «cada vez que toca ir a Fuente-Olmedo es una alegría porque nos encontramos con las mujeres de allí, que es donde yo me crié, y me hace ilusión», confiesa, a la vez que considera que «gracias a esta opción los pueblos pequeños tienen un poquito de futuro».
Tanto es así que una temporada, cuando José Ramón decidió «hacer el esfuerzo» y oficiar misa en ambos municipios, los fieles le solicitaron «volver al método de antes porque echaban de menos verse cada semana». Para ellas, el domingo es el día «que se arreglan y salen del pueblo» para asistir a los oficios religiosos pero se llevan mucho más, consiguen «un encuentro con vecinas a las que no ven tan a menudo y a las que une una muy buena relación de toda la vida».
El Norte aborda esta semana la complejidad de vivir en la Castilla rural, donde la despoblación es el enemigo común a combatir, aunque la acusada pérdida de servicios no facilita la batalla. La serie refleja no solo lo que supone –en la práctica– carecer de médico, farmacia, misa, bares, tiendas, coches de línea, bancos o colegio, sino la dimensión que adquiere para sus vecinos la desaparición progresiva de servicios, lo que les limita y aísla aún más. Viven con una sensación continua de espera, de que alguien se asentará en sus pueblos, aunque estos carezcan de una red mínima de asistencia.
«La parroquia es una comunidad con dos partes, los que viven aquí todo el año y los que vienen solo en la temporada estival», asegura Peláez. Una de las perennes es Manuela Galán, vecina de Llano de Olmedo, quien no tiene más remedio que conformarse porque preferiría que se pudieran mantener los actos religiosos en su pueblo. «Lo mejor sería que viniese otro sacerdote porque quiero venir a mi iglesia, a la de mi pueblo, que es donde mejor estoy». Antes de la pandemia asistía a todas las eucaristías que podía, pero con la llegada del coronavirus se dejaron de celebrar misas y las seguía a través de la televisión.
94 suman ambos municipios, 60 hay en Llano de Olmedo y 34 en Fuente-Olmedo, según los últimos datos delINE de 2020.
Dónde están. Cerca de Olmedo, en la línea fronteriza con la provincia de Segovia.
Curiosidades. La imagen de la Virgen del Rosario es única por tener el rosario tallado en la propia pieza de madera.
Las peculiaridades que este párroco realiza en Llano de Olmedo y Fuente-Olmedo pasan también por acercar la eucaristía a todos los vecinos que están impedidos en sus domicilios o que se encuentran fuera del pueblo y no pueden acudir a la iglesia. La solución que encontró hace algún tiempo fue compartir las eucaristías a través de la aplicación de mensajería móvil instantánea, WhatsApp «para que nadie se quede sin rezar el Evangelio». Cada sábado se comparte el del domingo por el grupo creado para tal fin y gracias a esto «los vecinos siguen sintiendo que participan en la parroquia por muy lejos que estén».
Las frases
Manuela Galán Arranz, vecina de Llano de Olmedo
Vecina de Llano de Olmedo
José Ramón Peláez
Párroco
Julia DíezAlfayate
Vecina de Fuente-Olmedo
A una de las residentes de Fuente-Olmedo, la hostia consagrada le llega cada domingo a casa de manos de su hermana y vecina. «Ella es muy mayor y apenas sale de casa. Sus vecinas vienen a misa y se llevan una forma consagrada. Cuando van a su casa, rezan todas juntas y ella comulga. Es otra forma de acercar la oración y el sentimiento religioso a los lugares más complejos», explica José Ramón.
«¡Maribeni, ve a por la llave y abre!», solicitaba Julia Díez Alfayate a su vecina, María Benita Aguado Pérez. Ella es la que guarda en su domicilio la gran llave de hierro que abre el enorme portón de la iglesia de San Juan Evangelista. En su interior, la patrona, Santa Brígida, custodia las demás tallas. Inmóvil, como casi todo en este municipio, aguarda la llegada de los fieles cada quince días. «Llevamos cuatro o cinco años haciendo esto, lo de decir misa una semana en cada pueblo, y estamos encantadas. Cuando nos toca aquí, pues bien, y cuando nos toca allí, viene Don José Ramón a por nosotras», explica Julia. Ninguna de las dos tiene vehículo propio, ni carnet de conducir, para poder desplazarse a Llano de Olmedo cada semana, de ahí que el párroco les espere y lleve al pueblo de al lado. Maribeni ve «muy bien» juntarse todos los fieles para que el cura ofrezca una misa conjunta y agradece «poder ver a las vecinas de Llano porque es como si fuésemos el mismo pueblo». Entre los beneficios de celebrar eucaristía en otro municipio, Ana Miguel Vicente, vecina de Llano de Olmedo, encuentra el «poder conocer otras iglesias a las que nunca había acudido y que están muy cerca». En su opinión, esta iniciativa es «una forma de salvar a los pequeños municipios y de no perder la fe».Ella vive en Asturias pero pasa largas temporadas en su pueblo y agradece que se ofrezca la posibilidad de ir a misa todas las semanas «sea donde sea».
La tendencia del medio rural a la aguda pérdida de servicios e instalaciones es algo que, por el momento, sortean ambos municipios en relación a las eucaristías «gracias a la iniciativa y a la fuerte implicación del párroco». Él asegura que «nadie debería quedarse sin misa para rezar su oración una vez a la semana» y es lo «único que se puede hacer para evitar caer en el olvido y que las iglesias se llenen de polvo».
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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