Este pueblo destaca por muchas cosas pero una de ellas sin duda son sus palomares, una seña de identidad de esta localidad vallisoletana. Esta pequeña localidad se enmarca en un paisaje propiamente terracampino.
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Un arco solitario testimonia a duras penas la existencia de ... un templo ya desaparecido, San Miguel, en ruinas desde 1755.
Dominando el caserío y sobre una pequeña loma, se alza majestuosa la torre de la iglesia de San Pelayo -del XVI- que a lo largo de su existencia ha pasado por distintas vicisitudes, patentes en su arquitectura. Consta de una planta de salón y tres naves con cubierta de madera de tipo artesonado en la central, y de cañón con labores de yeso en las laterales.
Conserva un importante legado de arquitectura tradicional, con el barro como material básico.
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