«No te imaginas las noches que se pasa uno en vela tratando de encontrar respuestas. Es que parece que se le ha tragado la tierra», confiesa sincero Jesús Díez, uno de los nietos de Teodoro Sánchez, el vecino de 95 años que desapareció de su vivienda sin dejar rastro el 2 de agosto de 2021.
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... Le buscaron sin descanso, «se hicieron dos batidas muy fuertes los días posteriores, más luego todos los medios que se emplearon para buscar en el río, con los perros, con helicópteros, con la Guardia Civil, también hemos salido muchas veces y dejamos el pueblo y los alrededores trillado, pero nada», lamenta Jesús, mientras recuerda una época de intensa incertidumbre y desasosiego.
El tiempo no cura el dolor, no en la familia de Teodoro. «De la preocupación pasas a la resignación, a la frustración. La esperanza nunca se pierde», asegura Jesús, aunque al mismo tiempo admite que son conscientes de que la posibilidad de encontrar con vida a Teodoro «es casi inexistente» y de que aparezca fallecido «es casi la misma».
Su desaparición les ha dejado tocados. « es que no se ha encontrado ni siquiera el sombrero que creemos que llevaba el día que salió de casa», dice Jesús, quien confiesa que, en su familia «ya nada es lo mismo, a mi madre es como si le hubieran echado veinte años encima».
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Jesús díez
Nieto de Teodoro
Siguen en contacto con la Guardia Civil, «mi madre ha ido muchas veces al cuartel de Tordesillas a preguntar, también les llama, pero nunca hay nada nuevo. Si tienen novedades sobre mi abuelo, llamarán. Eso nos han dicho, pero mi madre insiste».
Ya no llegan pistas como aquellas primeras semanas en las que aseguraban haber visto a Teodoro en Valladolid, enseguida la Policía Local descartó esa posibilidad. «Desde el 2 de agosto del año pasado todo son conjeturas, hipótesis y teorías, bastante llevamos encima», asegura.
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Aunque Tordesillas sea un municipio con una población cercana a los 9.000 habitantes, «aquí le conocía todo el mundo porque, aunque fuese muy mayor paseaba mucho, le gustaba estar en la calle y era un hombre muy atento, educado y muy amable, la gente nos pregunta mucho por él a día de hoy».
La familia de Teodoro enseguida notó su ausencia. «Mi abuelo estaba bien, de cabeza y físicamente también se defendía, por eso vivía solo, pero una chica iba a hacer las tareas del hogar todos los días, mi madre acudía casi a diario a verle y estaba en contacto permanente telefónico con la familia», cuenta Jesús.
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Precisamente fue su madre la que acudió el miércoles 3 de agosto a primera hora para ver cómo estaba Teodoro, pero en la casa ya no había nadie. «Creemos que se marchó el día anterior por la tarde o por la noche, tampoco eso lo sabemos con certeza, porque la cena estaba preparada y sin tocar sobre la mesa. En la casa no faltaba nada», explica Jesús, que desea encontrarlo «sino no podemos cerrar este capítulo», aunque tienen claro que seguirán buscándo a Teodoro.
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