No es una buena manera de acoger al visitante que se para extasiado ante las ruinas de la antigua cartuja de Aniago y decide dar un pequeño paseo hasta la misma ribera del Duero. Al regreso, pasan del éxtasis por el impresionante paisaje a la ... sorpresa y la furia: los turistas se encuentran rajados dos, y a veces, hasta los cuatro neumáticos del coche que dejaron estacionado a la vera del camino de acceso a la propiedad donde está enclavado el antiguo monasterio, la única cartuja que ha habido en Valladolid.
El alcalde de Villanueva de Duero, el municipio en el que se asienta el antiguo cenobio, Edilberto Ruiz Frontela, explica que estos actos vandálicos en los vehículos de turistas empezaron a producirse durante el confinamiento por la pandemia y que, tras un paréntesis, han vuelto a producirse recientemente, aunque las nuevas denuncias «como tal» no han llegado al Ayuntamiento. Sí que han llegado, por el contrario, al cuartel de la Guardia Civil de Laguna de Duero, al que pertenece la pequeña localidad ribereña, que cuenta con una población de 1.165 habitantes y está situada a apenas 26 kilómetros de la capital vallisoletana.
Las ruinas del monasterio de Aniago, del siglo XV, se encuentran en una propiedad privada
Ruiz Frontela afirmó que en la localidad, que dista tres kilómetros y medio de Aniago, nadie sospecha de la identidad del autor o autores de los navajazos a los neumáticos de los coches de los visitantes, si bien se muestra afectado por la imagen que este tipo de actos vandálicos puede suponer para el pueblo. Comenta que, incluso, les ha ocurrido lo mismo a unos amigos suyos que visitaron el paraje y se encontraron con las ruedas pinchadas. «La Guardia Civil tiene constancia de lo que está pasando, ha recibido denuncias y está en ello», se limita a subrayar el regidor, quien pide prudencia para dejar trabajar a los agentes para finalmente esclarecer el misterio de la identidad del autor o autores de los navajazos a las ruedas y su motivación. «¿Una gamberrada muy pesada o una manera eficaz de ahuyentar al forastero de esa propiedad privada?». Los vecinos consultados eluden pronunciarse si es lo uno o lo otro y esperan que la incógnita sea resuelta por los agentes de la Benemérita y se identifique y sancione a los culpables de un recibimiento tan hostil.
Advertencias en las redes sociales
En las redes, visitantes que se encontraron con la desagradable sorpresa al regreso de su bucólico paseo por el entorno de la única cartuja de Valladolid, o lo que queda de ella, advierten de lo que puede ocurrir a quienes dejan el coche en ese entorno.
Las reseñas sobre los 'pinchazos' se suceden en Twitter desde hace 10 meses hasta hace tres semanas, aunque el alcalde indica que fue durante el confinamiento cuando en el Ayuntamiento empezaron a oír las primeras quejas. Alguno de los afectados explica que frente a la cartuja hay una zona empedrada donde se puede dejar el coche, pero alerta a los posibles visitantes para que no lo hagan porque «cuando llegas de disfrutar el paisaje, te encuentras con las ruedas pinchadas y te amargan el día».
El obispo de Segovia Juan Vázquez de Cepeda fundó la cartuja y su patrona fue la reina María de Aragón, esposa de Juan II de Castilla. Los monjes cartujos ocuparon el imponente monasterio en el año 1441 y ahora las ruinas entre la maleza apenas dejan asomar el esplendor que tuvo su iglesia gótica y la parte del claustro que todavía queda en pie.
El antiguo monasterio de cartujos fue desamortizado en el siglo XIX y está dentro de una finca privada, propiedad de una familia de Madrid. El actual propietario ha vallado la zona, considerada una de las más bonitas de Castilla y León. La Real Cartuja de Nuestra Señora de Aniago, a tiro de piedra de la confluencia de los ríos Duero y Adaja, forma parte de la veintena de monumentos y bienes de interés cultural de la provincia de Valladolid que están en la 'lista roja' del patrimonio que publica Hispania Nostra.
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