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La madrugada del 13 de enero, en un momento indeterminado entre las 2:30 de la madrugada y las 13:00 horas del mismo día, se pierde la pista de Esther López. El padre de Esther denuncia cinco días más tarde su desaparición en el puesto de la Guardia Civil en Tudela de Duero. A partir de ese momento, la búsqueda de la joven es incesante. Se suceden las búsquedas multitudinarias de vecinos, agentes, drones y perros. Los rastreos se concentran en la zona norte de la N-122, en los pinares colindantes de La Maña y las urbanizaciones próximas. Los amigos de Esther, Óscar S. y Lucio Carlos G., por entonces solo testigos, que la acompañaron esa noche, la sitúan al filo de las 2:30 horas en el entorno del restaurante La Maña, primero y después, en el cruce que conduce a la urbanización El Romeral.
El día 5 de febrero José María R. C., un vecino de Salamanca que decidió viajar a Traspinedo para realizar un rastreo por su cuenta y «pasar el domingo». Tras dejar su coche en el aparacamiento de La Maña y mirar en las naves del entorno, se dirigió al cruce de la N-122 con la VP-2303 de Traspinedo. Revisó la margen derecha en dirección a la localidad y a unos quince metros de pasar el siguiente cruce, a simple vista y a los 56 minutos de comenzar la búsqueda, avistó el cuerpo de una persona. Entonces alerta a Emergencias y la Guardia Civil llega a los 20 minutos, acordona la zona y se avisa a la comisión judicial para el levantamiento del cadáver. De inmediato, se comprueba que se trata de Esther López.
El cuerpo fue descubierto en la cuneta de la VP-2303 a la altura del punto kilométrico 0,800, en un paraje del término de Traspinedo conocido como La Carrascosa. Tras una curva a la izquierda de unos 25 metros, y 75 metros más allá, detrás de una señal de permitido adelantar, está el punto exacto. José María R. C. describe el hallazgo del cuerpo: estaba boca abajo y »tenía apoyadas las dos rodillas en el suelo, los pies algo separados entre sí y apoyados en el suelo, calzados. El tronco estaba en línea recta respecto a la posición de los pies, con la cabeza posada en el suelo, si bien, esta no se veía porque estaba cubierta por la parte de la espalda de una chaqueta marrón. Se apreciaba destapada la piel de la zona media inferior de la espalda de la mujer, que se veía todo ella morada. No se veían las posiciones de sus brazos».
Los informes científicos y tecnológicos sobre la desaparición y muerte de la vecina de Traspinedo respaldan la teoría de que hubo un atropello aunque aún se desconocen las circunstancias. Todavía queda una parte del sumario bajo secreto y varias líneas de investigación abiertas.
AUX STEP FOR JS
Las principales pruebas que pueden conducir a la Guardia Civil a explicar qué le ocurrió a Esther López entre las 2:30 de la madrugada y las 13:00 horas del día 13 de enero están en su cuerpo. La autopsia apuntala la tesis del atropello que, por el momento, es la que tiene más fuerza.
El rostro de Esther presentaba evidencias de la acción de la fauna. Murió el mismo día de su desaparición y, si fue colocado el cuerpo allí por terceras personas, fue en horas inmediatas a su muerte.
Los forenses consideran que Esther tuvo una muerte violenta como consecuencia de un politraumatismo compatible con un atropello.
Sumado a otros factores como el frío extremo y el consumo de alchol y drogas. También apuntan que si hubiese sido atendida la consecuencia no hubiera sido la muerte.
La Policía Judicial acordonó el tramo de la carretera próximo al punto en el que se encontró el cadáver para recopilar pruebas y objetos.
Muestras que permitan explicar su presencia en el lugar, si fue trasladada o si en ese tramo había restos de un accidente.
Según el informe de Criminalística de la Guardia Civil se encontraron piedrecillas adheridas a su ropa con una composición distinta a las del terreno donde se encontró el cuerpo.
El abrigo de Esther presentaba desgarros compatibles con un impacto por atropello, así como manchas verdosas de vegetación, que no tienen su origen en ningún material usado para la pintura de los vehículos.
Sorprende a los investigadores que la mochila y el móvil aparezcan junto a la víctima cuando en los casos de accidentes de tráfico por atropello.
Estos complementos es frecuente encontrarlos más diseminados como consecuencia del impacto. Por eso barajan la idea de el cadáver fue colocado.
Esther no llevaba su móvil habitual sino uno que le prestó un amigo. La investigación intenta afinar la información que da el móvil sobre localización, conversaciones y correos.
Hasta ahora lo que se sabe es que las localizaciones de los terminales son coincidentes en el triángulo de La Maña, el Romeral y la carretera de Traspinedo.
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El pasado 6 de abril, a media mañana, la Guardia Civil interviene el vehículo de Óscar S., un Volkswagen T-ROC de color gris, y lo traslada a la Comandancia de Valladolid para someterlo a una nueva exploración que permita contrastar nuevas pruebas.
El automóvil de este joven, en el que supuestamente Esther López abandonó el municipio en la noche de su desaparición, y en compañía de otro amigo Carolo G., ya se sometió a una inspección poco después de que la familia denunciara la desaparición de la joven. Según la información que trascendió entonces, el vehículo se encontraba «muy limpio», hecho que en su momento se vinculó con que se trataba de una reciente adquisición con el método de renting.
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Los investigadores deciden analizar a fondo el coche, pieza a pieza, a raíz de encontrar restos biológicos de Esther en la boca del maletero e indicios de que la centralita fue manipulada. Ahora el juzgado está a la espera de los resultados de las últimas pruebas requeridas al fabricante del vehículo.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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