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Rábano recupera la normalidad tras desbordarse el sábado el DuratónEste lunes Rábano volvía a recuperar la normalidad una vez que, durante prácticamente toda la jornada, hasta poco antes de las seis de la tarde, se limpiaba todo el barro de las dos calles que el sábado por la tarde resultaban anegadas por el desbordamiento ... del río Duratón. Bomberos de la Diputación de Valladolid, del parque de Peñafiel, y operarios municipales han despejado de lodo la vía pública afectada por la inundación, así como un tramo de la carretera VA-2005.
En principio los daños de las viviendas no son cuantiosos gracias a la rápida intervención vecinal, al pueblo que se volcó con los afectados. Fueron sobre todo agricultores los que, con sus tractores, levantaron pequeños muros de tierra ante las puertas de las casas y cocheras. Uno de ellos fue Sergio Jiménez, quien, además de sellar las entradas de varias casas con arena, también evacuó a dos hermanos con el cazo de la pala de su tracto. Jiménez pudo llegar hasta la vivienda situada en primera línea de desbordamiento, al otro lado de la carretera VA-2005, vía que saltó el río -en su margen derecho- para internarse en el casco urbano.
Esto provocó el corte de esta carretera que da acceso al municipio por el margen izquierdo del río, llegando desde Torre y Canalejas de Peñafiel. La alternativa, que también une a Rábano con Peñafiel, fue la VA-241. En la localidad desembarcó un importante operativo, compuesto por Guardia Civil, Protección Civil, bomberos y una unidad del Servicio de Emergencias 112.
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Sergio, joven vecino de Rábano, explica que «cogí el tractor y estuve echando tierra en las puertas en las que vi que estaba entrando el agua», en su caso «en cuatro casas», y tuvo la oportunidad de «sacar a dos hermanos de una casa en la que llegaba el agua a la puerta» tras ascender dos peldaños, más la acera. El joven tenía claro que «había que ayudar, somos del pueblo y hay que colaborar; unas veces toca a unos y otras veces toca a otros», a la vez que estima que «esta riada ha sido un descuido humano, es culpa de Confederación (Hidrográfica del Duero), esto no es culpa de nadie más; ni del tiempo ni de nada. Falta de previsión o no querer soltar antes el agua, porque esto se puede prevenir, se podría haber evitado. La gente muy enfadada y con razón».
Raquel y Alejandro Arranz García son los hermanos evacuados por Sergio. Ambos estaban en casa la tarde del sábado mientras veían crecer el río a la vez que también lo hacía su preocupación, informando puntualmente de la situación a sus padres, Ángel Blas y Rocío, que estaban en Peñafiel.
Como narra Raquel, en un primer momento bromeaban con la posibilidad de que esa noche no dormirían en casa. «Entonces fue cuando empezó a venir más gente a verlo, a subir más el agua, y ya nos empezamos a preocupar. Una de las veces que nos asomamos a la puerta la Guardia Civil nos dijo que ya teníamos que desalojar por si acaso. Preparamos una mochila e intentamos meter a la gata en una caja, pero no pudimos, porque estaba muy nerviosa de ver tanto movimiento». Así que salieron a la acera y, ya dispuestos a cruzar la zona anegada descalzos, los vecinos les dijeron que esperaran, que les recogían con el tractor. De ello se encargó Sergio, quien les depositó sobre suelo seco y donde los vecinos les esperaban para insertarse por cómo estaban.
Ángel se quedó hasta las once de la noche observando la evolución del agua a unos metros de casa, cuando, atendiendo a las instrucciones de la Guardia Civil, declinaron pasar la noche en ella, algo que Raquel acabó haciendo en casa de unas amigas de Rábano y sus padres y hermano en el piso de Peñafiel. Rocío señala que «al principio, cuando llegué de Peñafiel, estaban un poco nerviosos, pero luego hasta se reían, porque también empezó a circular el vídeo» de su evacuación en el tractor; «pero al principio estábamos muy asustados».
Dos puertas más allá, Carmen Lázaro es otra de las vecinas que vio y padeció cómo el agua entraba en el portal de su casa y destaca la ayuda de los agricultores, «que aunque estaban disgustados porque sus tierras estaban inundadas fueron quienes nos echaron la tierra, que es la que nos ha servido para que nos se nos inundara más». Carmen fue de las que pasado el mal tragó se quedó en su casa, pues dispone de primera planta. Pero hasta que pudo relajarse, cuando la crecida remitía, explica que «agua sí que entró mucho, pero mi marido que se dedica al bricolaje enseguida subió todo con maderas, y como el baño está enfrente de la puerta enseguida empezamos a echar el agua para allá, para la ducha con un cepillo. El agua entró en la habitación, en la cocina y en el salón. Pero lo hicimos muy rápido. Luego vino mi hermano y estuvo ayudándonos, estuvimos quitando agua hasta las nueve de la noche o más».
La experiencia la vivió «con mucha pesadumbre porque no sabíamos hasta dónde podía llegar. Luego, sobre las nueve de la noche, empezó a bajar un poquito el agua y ya más tranquilidad. Muy mal porque nunca había pasado algo así, hasta aquí no había llegado. Estaba desesperada. Nos apañamos y creo que no se ha dañado nada».
El alcalde de Rábano, Juan García, solo recuerda un desbordamiento mayor al de este sábado. «Fue hace 80 años, yo tenía 8 y estaba en la escuela. Vino una señora y nos sacó a todos los niños». Sobre la presente riada, García, explica que «comenzó a subir el agua al mediodía y a las tres de la tarde saltó la carretera. Luego, sobre las 11 de la noche, se notaba que empezaba a bajar». «Esta última no nos la esperábamos. Después de estar una semana bajando el río crecido, luego, de repente, lo dejaron casi seco, y al día siguiente se ha metido en el pueblo», refleja el regidor.
García quiere expresar su agradecimiento a los vecinos, con especial mención a los agricultores que con los tractores taparon las puertas evitando males mayores. El pueblo está muy agradecido a todos los labradores» pues esa labor de sellar las entradas hizo que «el agua entrase en pocas casas. Aproximadamente, por donde ha pasado el agua, hay unas 15 o 20 casas», un número similar al de vecinos afectados. Como señala García, «algunos vecinos sí que durmieron en sus casas, mientras que otros tenían miedo y fueron a las de familiares».
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El Ayuntamiento puso a disposición de vecinos e integrantes del operativo de seguridad la casa de cultura -Protección Civil llegó provistos de camas de campaña-, instalaciones que finalmente no fueron necesarias. Otros vecinos, una vez alejado el peligro, decidieron quedarse en su casa, principalmente aquellos cuya vivienda tiene segunda planta.
Para que esto no se vuelva a repetir el alcalde de Rábano aprovechó este lunes la visita del presidente de la Diputación vallisoletana, Conrado Íscar, y de la delegada territorial de la Junta en Valladolid, Raquel Alonso, para solicitar su ayuda. Proyecta poner el acerado por el punto de la carretera en el que se desbordó el Duratón y construir un pequeño muro. «Con uno de 50 centímetros esto no hubiese pasado», refleja el alcalde.
A la espera de poder hacer una evaluación precisa, el que parece haber salido peor parado del desbordamiento del Duratón parece ser la agricultura, como ha reconocido el propio alcalde. «En las viviendas creo que no se han producido muchos daños, donde ha producido mucho daño la crecida ha sido en la agricultura. Rábano tiene muchas hectáreas de vega y está todavía inundada; las pérdidas van a ser muy grandes», considera García.
Quinciano González, uno de los agricultores del pueblo que también arrimó el hombro para sellar puertas con el tractor, comparte la estimación del alcalde sobre el perjuicio de la crecida a las tierras de cultivo. González, que ya ha tenido ocasión de echar un primer vistazo al campo, allí donde se puede acceder una vez que el agua se ha retirado o sumido, o los caminos lo permiten, refleja que «el campo es una pena ir a verlo, una pena. Lo que está sembrado se ha echado a perder, pero también hay muchísimas tierras arroyadas muchísimo por el agua. Tierras de cereal, trigo y cebada». En algunos puntos se aprecian grandes balsas y en otros se observa cómo el agua se ha llevado la cobertura fértil, erosionando el terreno.
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