Valladolid

El quiosco de la calle Felipe II emprende una nueva vida en Curiel de Duero

Después de casi medio siglo distribuyendo prensa y revistas a pacientes y a sus acompañantes, a huéspedes del contiguo Hotel Olid, a padres y madres que acompañan cada mañana a sus hijos hasta las puertas del colegio de las teresianas, así como a muchos vecinos, el quiosco cambia de ubicación y de uso. Apenas cinco horas después de que levantase el vuelo de su ubicación, literalmente, pues era izado por una grúa a una góndola, el quiosco de Felipe II con San Blas ocupaba un nuevo y bucólico lugar en Curiel de Duero: en los jardines de Bodegas Comenge, con vistas al castillo y al casco histórico de esta bonita localidad de la comarca de Peñafiel.

El quiosco no perderá su esencia, la de transmisor de información y la de procurar buenas lecturas, como tampoco perderá su imagen, preservando y desplegando los toldos rotulados con el nombre del decano de la prensa española: El Norte de Castilla. Esto será un aliciente, incentivar la lectura, mientras se disfruta de un buen vino de la elaboradora en un espacio diseñado para disfrutar y relajarse.

Como explica Rafael Cuerda, director general de la bodega, enclavada en plena cuna de la Ribera del Duero, la idea «surge en el mes de marzo cuando decidimos poner en marcha una nueva iniciativa enoturística, que consiste en tener un wine bar, fundamentalmente para los fines de semana, para el tipo de cliente que no quiere ver mucha bodega, que simplemente le apetece tomarse un vino». Esa es la propuesta, «que tenga la posibilidad de acercarse y tomar un vino y una tapa mientras disfruta de este entorno que es precioso».

La ocasión se presentó y se pusieron manos a la obra con diligencia, contactando «con el quiosquero al que hicimos una oferta por el quiosco, el cual se iba ir a la chatarra, lo cual nos daba muchísima pena, pena de que un elemento histórico de la ciudad se perdiera y decidimos aprovechar la ocasión para adquirirlo y ponerlo en nuestro jardín como lugar en el que tener nuestros vinos», indica Cuerda.

Además de ofrecer la gama de vinos de la bodega, el quiosco estará provisto de revistas del mundo del vino de aquellos países en los que están, y, además, trimestralmente editarán su propio magacín donde informarán de las nuevas añadas, actividades y de cualquier novedad que surja y pongan en marcha.

La intención es que el quiosco esté de nuevo en uso en un mes, una vez que se le pinte, acondicione y se le dote de las cámaras para la refrigeración del vino.

Pesetas de Franco bajo el suelo

La operación para trasladar el quiosco no ha estado exenta de cierta complejidad debido a que no es fácil la movilidad de un camión, dotado de una larga plataforma, por el casco histórico de la ciudad, por sus calles estrechas. Pero al final, con la colaboración de la Policía Local, y tras apartar algunos vehículos estacionados y desmontar un par de piezas voladizas del quiosco que dificultaban el paso por algunos semáforos y una zona arbolada, el transporte ha llegado sin más novedades a Curiel de Duero por la Nacional 122. Tras él lo hacía la grúa que lo izó de su antigua ubicación, izado que ha desvelado que, bajo el piso del quiosco, se acumulaban pesetas con la efigie de Franco. Caducas monedas del cambio o del precio exacto que se cayeron al suelo de las manos del cliente o del quiosquero para acabar en un lugar inaccesible que las sacó de la circulación, lo contrario de lo que ha sucedido con el quiosco por el que pronto se podrá brindar, con vinos de Comenge, por una nueva y larga vida.