Dice un refrán popular que nunca es tarde si la dicha es buena. Sin duda, es lo que ha pensado un grupo de veteranos vecinos del terracampino pueblo de Berrueces nacidos en 1943, que este jueves se reunieron en su pueblo natal para celebrar que ... en el presente año cumplen 80 años.
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A media mañana, los octogenarios vecinos, los que pudieron acompañados de sus esposos y esposas, llegados ya no solo del propio pueblo sino de ciudades como Sevilla, Madrid, Valladolid o Gijón, participaban en el interior del templo, junto a vecinos, familiares y amigos, de una misa de acción de gracias que ofició el sacerdote local Julio Brezmes, quien en la homilía afirmó que «es una lección que nos habéis dado». La celebración contó con la música interpretada por el guitarrista local Suso González y el baile de paloteo del grupo de danzas del municipio. Fue el momento para que muchos rememoraran que habían sido bautizados en esa iglesia hacía 80 años o que habían contraído matrimonio tiempo después. Hubo tiempo para recordar a los cinco quintos fallecidos, pero también a los que no se pudieron acercar al encuentro. A la Virgen de Pedrosa, la patrona, le pidieron protección, «que sea siempre nuestro baluarte donde podamos refugiarnos en nuestro camino de cada día, con la presencia de amigos y familiares».
Hacía mucho tiempo que no se veían. Por eso, tras la misa, no pararon los abrazos cordiales, los saludos afectuosos, las palabras cariñosas, los recuerdos emotivos, antes de que en el salón de Ayuntamiento celebrasen una comida de quintos, con un menú servido por el restaurante Los Molinos de Medina de Rioseco con salpicón de marisco, lechazo asado al estilo castellano y postre, antes de que se iniciara una amena sobremesa que se alargó durante toda la tarde, con tiempo para que muchos vecinos se acercaran a felicitar a los veteranos quintos y degustar alguna pasta con un refresco.
La idea de reunirse los quintos surgió de nuevo de la vecina Conchita Rodríguez Brezmes, como ya lo hizo una década antes para celebrar los 70 años. «La gente quedó tan contenta que quiso repetir», señaló Conchita, quien indicó que» hay muchos que quieren que lo celebremos todos los años, pero los vamos a hacer cada 5 años, porque ya tenemos una edad y no lo podemos alargar mucho, siempre con el fin de promover la convivencia». La veterana vecina recordó que «ese año de 1943 nacieron muchos niños en el pueblo».
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Desde Sevilla, regresó el quinto Antonio Delgado, junto su esposa, la sevillana María Pepa Márquez, quien, con gran gracia, expresó que «cuando Conchita lo llamó se volvió loco». Y es que no regresaban desde el anterior encuentro, hace diez años, por eso, Delgado manifestó que «para mí, es muy importante recordar, venir a mi patria chica».
Todos ellos, nacieron en plena Segunda Guerra Mundial, fueron los niños de la posguerra española, superando el hambre y la escasez de todo tipo de bienes de primera necesidad, y que cuando ya se creían a salvo sufrieron una cruel pandemia por la que tuvieron que decir adiós a muchos de su generación y de otras cercanas. Pero también son los niños de Berrueces que corrieron por sus calles y plazas para jugar al corro, a saltar a la comba o al escondite; que tuvieron de maestra a doña Rufina Prieto (esposa del médico del pueblo, Vicente Delgado), a los que el párroco don Antolín Valverde dio la primera comunión, los que iban a merendar a la laguna de Pardinas. Recuerdos llenos de emoción que hicieron pasar a todos una jornada tan memorable que cuando ya se dijeron adiós todos no dudaron en expresar «que se repita, que se repita».
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