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Todos coinciden. Dicen que el 2020 es el año de su vida y el martes de carnaval el día más importante de todos. Tienen 18 y 19 años y son los quintos de Torrelobatón. Ellos son los protagonistas indiscutibles de todos los actos festivos que ... se han celebrado y se celebrarán en la localidad a lo largo de este año. Pero l día del martes de carnaval fue el más especial de todos al cumplir con una de las tradiciones más arraigadas de la villa, correr las cintas a caballo.
Todos madrugaron. Los nervios y la impaciencia pudieron más que el sueño tras una larga noche de fiesta en la que actuaron como jurado del concurso de disfraces. Tenían que engalanar sus caballos para la ocasión. Cintas, pañuelos y flores, adornaban las crines y cabalgaduras de los animales cuando a las 11 de la mañana se reunieron en la Plaza Mayor, desde donde partieron, acompañados de las dulzainas, hasta el camino de Bercero, donde tendría lugar el torneo ecuestre.
El pueblo entero, amigos y familiares, acompañaron a estos ilusionados jóvenes nacidos en el año 2001. Era su día. El de Lidia, Isabel, Miguel, Sonia, Roberto, Lucía e Iván. Allí estaba el cajón con las cintas de colores bordadas con sus nombres, que los desafiaba pendiendo de una soga.
La primera pasada la hicieron al trote, para reconocer el terreno y habituar a los caballos a la carrera. En la siguiente, Sonia, muy certera, enganchó la primera cinta con su afilado punzón, ante la alegría del nutrido público que no quiso perderse este ancestral espectáculo. A medida que las cintas iban saliendo, eran atadas en los brazos de los quintos por madres, padres, hermanos y los amigos más allegados. Todos tuvieron muy presente a Lidia, una de las quintas, que en el último momento no pudo participar junto con sus compañeros y cumplir su sueño de cabalgar bajo el cajón. A ella sus compañeros le dedicaron muchas de sus pasadas a caballo.
Iván fue el más certero que, a lomos de Tango, logró sacar 8 cintas, todas ellas bordadas con el nombre de sus compañeros. Al tándem formado por Miguel y Gitana, tampoco se le dio mal, ya que juntos consiguieron 7 preciados trofeos.
Para finalizar, se colocó en el cajón la cinta más preciada, la que luce los colores de la bandera nacional. Tras varias pasadas, Isabel logró engancharla y con ella, arrancó el aplauso de todos los presentes. Un trofeo que conllevaba un convite, ya que tuvo que invitar a puros a aquel que se lo pidió, pero, mereció la pena por lucir ese trofeo en el brazo durante todo el día. Corrieron todos a atársela, excepto su padre Juanma, que no pudo reprimir la emoción pero que no pudo echar a correr por ser el encargado de mantener la soga del cajón tirante. «Es un gran orgullo sacar la cinta de los puros. Siempre tuve la ilusión de conseguirla, pero nunca creí que lo haría. Estoy muy feliz», señaló esta joven. Mientras, todo el pueblo lo celebró con un copioso almuerzo a base de torreznos, jamón, vino y aguardiente.
La carrera de los quintos culminó cabalgando hasta la explanada del castillo, para la foto de familia y donde pudieron compartir su alegría con sus allegados. Después una comida de hermandad y todo el día de fiesta y baile.
El origen de esta fiesta es incierto, aunque muchos coinciden en que podría datar de la edad media y que cumplía con la doble condición de dar espectáculo a la vez que servía a los caballeros para mostrar sus mejores habilidades. En Torrelobatón es una tradición muy arraigada, que siempre ha estado vinculada al martes de carnaval y que tan sólo se dejó de celebrar durante los años de la Guerra Civil. Es un rito de paso a la mayoría de edad, que antaño se celebraba cuando los jóvenes estaban a punto de cumplir con el servicio militar obligatorio.
En Mota del Marqués, hace años que se perdió la costumbre de celebrar las cintas a caballo. En su lugar, los más pequeños, desde el 2018, hacen una recreación de estas justas festivas en bicicleta. Este martes, numerosos motanos se congregaron en la plaza mayor, para ver como las nuevas generaciones mostraban su habilidad al sacar las cintas del cajón. La única diferencia, que cambiaron el estribo por los pedales, pero se lo pasaron en grande.
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