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La conservación y el futuro de las tradiciones pasa por su capacidad de evolucionar y adaptarse a las situaciones actuales. Algo que saben muy bien los quintos de Cabreros del Monte, que con el tiempo supieron sustituir los caballos por bicis para seguir celebrando su tradicional carrera de cintas.
Un año más, coincidiendo con las fiestas de San Agustín, los quintos –Sara, Miriam, Alba, Ivana y Alejandro– celebraron este fin de semana su llegada a la mayoría de edad. A excepción de Ivana, ninguno ha nacido en el pueblo ni viven en él, pero están muy vinculados a él por lazos familiares como nietos de hijos del pueblo. Este lunes, montados en sus bicicletas, pasaron una y otra vez por debajo del cajón intentando introducir el palillero (una especie de punzón o buril de madera) en la argolla que asomaba del mismo. Como es habitual, en el cajón estaba la conocida como la cinta del premio que, con los colores de la bandera nacional, es la más deseada por los quintos, a pesar de que tenga por tradición la de invitar al resto de compañeros al vermú.
Este año, los quintos tuvieron un protagonismo mayor al de otros años, ya que el viernes tuvieron el honor de ser los pregoneros y el domingo acompañaron a la alcaldesa, Lidia Pilar Pérez, durante la procesión y la misa. Además, en el homenaje póstumo a los vecinos Eusebia Ruiz y Ángel Vaquero descubrieron una de las placas conmemorativas. Todos coincidieron en manifestar su orgullo por mantener la tradición y la gran alegría de poder vivir una experiencia que solo ocurre una vez en la vida.
A sus 88 años, el exalcalde Aureliano Cazurro recordó con nostalgia que su quinta probablemente fuera la última que corrió las cintas a caballo, y lo hizo él solo porque «ya eran muchas las familias que se habían marchado del pueblo en busca de trabajo». Sacó la cinta del premio e invitó a amigos y familiares. Ese año había también una quinta, pero no participó en las carreras porque entonces las mujeres no lo hacían.
Desde hace varios años se llevan a cabo las carreras de cintas con las bicis, como constata a sus 53 años el también exalcalde Gregorio Hernández, quien ya lo vio de niño. También recordó que en las carreras podía participar quien quisiera, pero que «solo los quintos podían optar a coger la cinta del premio». Con el tiempo, la ausencia de caballos habría dado lugar al uso de la bicicleta, algo además «mucho más seguro», como señaló la alcaldesa, quien destacó «la importancia de que se mantengan las tradiciones». También aseguró que «es una manera de que se sientan hijos del pueblo, de que cuando puedan regresen y de que allá donde vayan trasmitan sus orígenes», concluyó la regidora.
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