El alcalde de Almenara, Ursino Varas, comprueba el estado del columpio. Rodrigo Jiménez

Pueblos de Valladolid sin niños: «Estamos condenados a desaparecer»

Medio centenar de municipios no tenían en enero de 2021 a ningún empadronado menor de 5 años, el doble que hace una década

Eva Esteban

Valladolid

Domingo, 30 de enero 2022, 00:13

Tiene que hacer memoria el alcalde de Aguasal, José Nieto, para recordar cuándo fue la última vez que esta pequeña localidad vallisoletana de tan solo 17 vecinos –a diario apenas viven media docena– contabilizó en su censo a un menor de edad. «Hace tanto que ... ya ni me acuerdo», admite Nieto –81 años–, sin despegar la mirada de las antiguas escuelas, reconvertidas desde hace años en local electoral.

Publicidad

Desde hace más de una década por sus calles no corretean niños. Ya nadie empuja carritos –ni siquiera de la compra, pues los vendedores ambulantes dejaron de ir precisamente por la escasez de clientela–. La última menor que engrosó el padrón del pueblo, el más pequeño de la provincia, fue en 2011 y tenía siete años, según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde entonces –dice– «todo ha ido a menos». «Sin niños estamos condenados a desaparecer, y además tampoco tenemos casas que se puedan arreglar; las que hay, o están para tirar o se pide mucho dinero», se lamenta el regidor.

El suyo es el grito de una España también vaciada de niños. Una tierra cada vez más envejecida (en el caso de Aguasal, once de sus siete empadronados tienen más de 60 años, según los datos del INE a 1 de enero de 2021), que se muere y clama no perder su identidad de municipio. «Ventaja, lo que es ventaja... De vivir aquí ninguna, la tranquilidad. Pero de compras y esas cosas no hay nada, así es muy difícil que vengan familias con niños pequeños o con intención de tenerlos», afirma el alcalde.

«Tenemos trabajo en el campo, pero necesitamos que haya mejoras en los servicios y las conexiones, dar facilidades»

Aguasal es uno de los once pueblos de Valladolid –de un total de 224, sin tener en cuenta la capital– que el año pasado no tuvo ningún menor de edad censado. El resto son Almenara de Adaja, Berceruelo, Canillas de Esgueva, Castrobol, Cervillego de la Cruz, Pozuelo, San Salvador, Villabaruz, Villafrades y Villasexmir, todos de menos de 85 vecinos.

Publicidad

La baja natalidad aprieta cada vez con más fuerza al medio rural. De hecho, según la última actualización del padrón municipal, medio centenar de localidades no tienen a menores de cinco años inscritos, el doble que hace una década (entonces eran 24). A todo ello, además, cabe añadir que la provincia tenía en 2021 hasta 2.462 menores de edad menos que en 2015. «Irá a más seguro, es muy difícil que a estos pueblos vengan familias jóvenes porque no tienen ayudas de nada», asevera el alcalde de Almenara de Adaja, Ursino Vara, mientras comprueba el estado de unos columpios que solo el temporal impulsa durante el invierno.

Una «triste» realidad

Dice que allí, a escasos doce kilómetros de Olmedo, al borde de la Nacional 601, cada vez «hay menos gente». «El día a día es un poco triste, no ves a nadie y apenas viene gente a vender porque no les sale a cuenta», sostiene, al tiempo que concreta que en verano se revierte la situación.

Publicidad

Cuando llega el buen tiempo y los más pequeños de la casa despiden el curso escolar «se llena». «Por regla general se llenan las casas y vienen familias con niños. Parece otro pueblo completamente distinto, tiene vida», argumenta.

Pero sabe bien Vara, como todos los nombres que comparten su opinión en estas líneas, que los pueblos no sobreviven a base de veraneantes. Que se necesita implicación de las administraciones, una apuesta decidida por «salvarles» y dotarles de unos servicios mínimos, lo suficientemente atractivos como para atraer al medio rural al vecino de la capital. «El futuro es nulo total. No hay gente, no hay más. Tenemos trabajo en el campo, pero necesitamos que haya mejoras en los servicios y las conexiones, dar facilidades e incentivos a las personas para que decidan venirse aquí y no a una ciudad o un gran municipio», continúa.

Publicidad

Las claves

  • 2.462 menores de edad menos que en 2015 tenía la provincia a 1 de enero de 2021, según se desprende de la última actualización del padrón municipal del INE.

  • 11 localidades vallisoletanas no tenía ningún menor de edad censado el año pasado. Es el caso de Aguasal, Almenara de Adaja, Berceruelo, Canillas, Castrobol, Cervillego, Pozuelo, San Salvador, Villabaruz, Villafrades y Villasexmir.

  • 1.982 vecinos de 95 años o más vivían en 2021 en la provincia de Valladolid, incluida la capital, mientras que en 2003 hacían lo propio 887.

A esa realidad tuvo que enfrentarse Ana Hernández, diseñadora gráfica, a la hora de trasladar su proyecto de vida –hace ahora cuatro meses– a esta localidad de 23 empadronados. Tuvo que hacer malabares para lograr que a su casa molinera llegara Internet y poder así teletrabajar. «A Almenara no llega Internet y al final tuvimos que poner una antena propia vía satélite. Fue un tema importante porque si no podía trabajar desde casa, no podíamos venir aquí a vivir», apunta esta mujer, quien reconoce que, pese a todo, la red funciona «un poco más lenta» de lo habitual. «Cuando hago videollamadas voy con retardo con respecto a los demás, es un poco jaleo», matiza. «Es importante tener en cuenta esta carencia, porque es una cosa que echa mucho para atrás a alguien que quiere este tipo de vida, porque imposibilita trabajar desde casa».

Se trasladaron Ana Hernández y su pareja a Almenara a sabiendas de que el futuro allí es «poco esperanzador». Encadena esta localidad tres años consecutivos sin menores de 18 años en su padrón. «Me da un poco de pena porque parece que es un pueblo que con el tiempo envejecerá mucho y no hay relevo generacional. No hay niños, en verano alguno, pero a diario nada», explica.

Publicidad

Servicios mínimos

La mitad de sus vecinos supera los 60 años y rara es la vez en la que se cruzan con alguien por la calle. Aunque revela Hernández que es un estilo de vida que les gusta. «Es muy tranquilo, es lo que andábamos buscando, pero es cierto que echas en falta gente, que haya una cafetería, tiendas para comprar... Lo mínimo, no pretendemos que sea como un gran pueblo más cerca de la ciudad, pero un mínimo para que la vida sea más fácil y práctica», incide, al tiempo que resalta la «enorme amabilidad» de los que allí viven habitualmente.

«Es muy difícil que a estos pueblos vengan familias jóvenes porque no tienen ayudas de nada», lamenta el alcalde de Almenara

Con más facilidades se encontraron Óscar López y Angélica Llorente, residentes en Olmedo, a la hora de adquirir una vivienda en Aguasal. «Está a menos de tres kilómetros de Olmedo, normalmente nos venimos dando un paseo; es como una zona de recreo para nosotros, algo que no podemos hacer en un piso en un pueblo como Olmedo», afirma Llorente, la única de la familia empadronada en Aguasal –hace ahora un año–. «Como pueblo, lo ideal sería que se mantuviera con esa identidad, pero el futuro no es muy halagüeño», añade López.

Noticia Patrocinada

Zonas desconectadas

Las ondas expansivas de la problemática a la que se enfrentó Ana Hernández en Almenara de Adaja llegan también a otros lugares del mundo rural vallisoletano. Un Plan Director de Infraestructuras de Telecomunicaciones y TDT elaborado por la Diputación de Valladolid a principios de 2021 desvelaba que había zonas literalmente desconectadas.

No todos los vecinos de la provincia podían acceder, por ejemplo, a la cobertura móvil. Concretamente, dos localidades –Valdearcos de la Vega y Torre de Esgueva, que entre los dos suman 122 censados– carecían por completo de cualquier tipo de cobertura, ya fuera 2G, 3G o 4G.

Publicidad

Asimismo, tres núcleos de población no tenían señal TDT y, por tanto, no podían ver la televisión. Era el caso del municipio de Berrueces y de los núcleos de población de Aguilarejo y Molpeceres, con lo que la cifra total de personas afectadas era de 113.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad