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Saben en el medio rural vallisoletano que es una realidad que han de afrontar más pronto que tarde. Que deben instalar el contenedor marrón, el de la materia orgánica, para cumplir con la normativa europea –que fija 2024 como fecha límite– y ser respetuosos con ... el medio ambiente. Pero antes han de sortear un camino repleto de obstáculos. Están desde hace semanas los presidentes de las mancomunidades estudiando fórmulas para extender cuanto antes los depósitos de la quinta fracción por sus calles sin disparar los costes. Sin ir más lejos, hace unas semanas mantuvieron una reunión informativa con el Consorcio de Medio Ambiente –dependiente de la Diputación de Valladolid– para conocer cuándo y cómo deben hacerlo.
Algo que intuyen «muy complicado», como coinciden los nombres que comparecen bajo estas líneas, si no cuentan con el respaldo económico de Diputación, Junta y Gobierno. «Otro contenedor supone duplicar el servicio, ahora mismo no tenemos camiones suficientes y tendríamos que hacer una inversión fuerte tanto en vehículos como en depósitos, y para eso tenemos casi que duplicar la tasa de recogida», reconoce el presidente de la Mancomunidad Bajo Duero, Miguel Ángel Oliveira, quien confía en la ayuda de las administraciones para «poder cumplir». «Estamos todos igual. Ser cien por cien sostenibles supone un incremento del gasto muy alto; no sé si desde las administraciones estarán al tanto y nos echarán una mano porque sino no vamos a poder hacerlo», asevera.
Esta misma opinión la suscribe el alcalde de Bocigas y presidente de la Mancomunidad Las Murallas, Emilio Escudero. Dice que están «en ello», barajando posibilidades, aunque todas desembocan en una misma conclusión: se necesitan más medios para llevarlo a cabo. «No sabemos muy bien cómo se puede hacer, si haciendo otra recogida, pero lo encarece mucho. En invierno se puede retrasar un poco, pero en verano, con tanta gente en los pueblos, no, así que tenemos tiempo aún para ver cómo hacerlo», sostiene.
El contenedor marrón no llegará a los municipios de Serman, Campos Góticos y Bajo Pisuerga en un corto o medio periodo. No, porque antes tienen otras prioridades. Por ejemplo, en Campos Góticos –que engloba a una veintena de localidades de Tierra de Campos– antes prevén sustituir los otros depósitos. «Lo tenemos parado, estamos pendientes de un camión nuevo de carga lateral», apunta el presidente, Miguel Ángel Gómez.
Por su parte, en Serman (Mota del Marqués y alrededores) y Bajo Pisuerga (todos los pueblos de la zona de Cigales), antes de nada iniciarán una campaña de concienciación entre sus vecinos para que conozcan qué residuos deben arrojar en los nuevos contenedores. Lo confirman sus representantes, que insisten en que antes de poner nada en marcha, de realizar un desembolso que prevén importante, debe estar todo perfectamente planificado:rutas, número exacto de depósitos, frecuencia y –sobre todo– que la ciudadanía esté por la labor de responder y colaborar.
«Es un marrón, y nunca mejor dicho», se sincera Fernando Monge, presidente de Valle del Esgueva, mientras comenta que, aunque en su caso sí han avanzado con el asunto, por el momento está todo «entre alfileres». A día de hoy, Arroyo de la Encomienda es el único municipio de la provincia de Valladolid que cuenta con contenedores de la quinta fracción. Sus vecinos –señala el presidente de la mancomunidad Montes Torozos, José Antonio González Gerbolés, a la que pertenece– están respondiendo «bastante bien». Prevén comenzar con «pruebas» en otras localidades de la mancomunidad en las próximas semanas, aunque de momento están visitando cada uno de ellos para que conozcan de qué se trata. «No se puede hacer de hoy para mañana, hay que comprar como mínimo otro camión, planificar la ruta... Cada dos días estamos recogiendo nueve mil kilos de orgánico, la gente está respondiendo», argumenta el también regidor de Castrodeza.
Donde también han hecho los deberes es en Tierras de Medina. Antes de que acabe el año –previsiblemente a mediados de diciembre– pondrán en marcha un «proyecto piloto» en Serrada. «Empezaremos la recogida de orgánico de aquí a diez o quince días y a partir de 2022 los extenderemos por el resto», indica su presidente, Moisés Santana, al tiempo que admite que «pensamos que los residuos orgánicos se van a recoger poco en las zonas rurales». El motivo –justifica– radica en que «quien más, quien menos tiene corrales domésticos, gallinas, huertos...». Están concretando cuántos depósitos adquirir, aunque si hay algo que ya tienen cerrado es que será de «menor capacidad que el resto» y la frecuencia de recogida también será menor.
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