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El heredero al trono danés, el príncipe Federico de Dinamarca (conde de Monpezat), ha pasado por Peñafiel este fin de semana en una visita de carácter privado en la que estuvo acompañado como guía por el prestigioso bodeguero ribereño Peter Sisseck, quien además es compatriota.
La estancia en Peñafiel del heredero al trono del país nórdico, a quien se vio junto a su esposa, Mary Elizabeth Donaldson (princesa María de Dinamarca), pasó completamente desapercibida salvo para un comensal que coincidió en el mismo restaurante (asador Mauro, en Peñafiel) en el que almorzó el grupo en el que se integraban los príncipes y el enólogo y bodeguero ribereño.
Los príncipes no pudieron tener un mejor guía para conocer la zona vitivinícola en la que estuvieron, la Ribera del Duero, pues su anfitrión, Sisseck, lleva prácticamente tres décadas asentado en ella, con bodega propia, Pingus –en Quintanilla de Onésimo–, elaborando vinos muy cotizados y deseados, los cuales reciben las mejores críticas y las mayores puntuaciones de los prescriptores internacionales más influyentes del sector del vino.
Seguro que los príncipes no se fueron de la zona sin catar alguna de esas esencias ribereñas que elabora su compatriota y sin probar su rica gastronomía, en la que destaca el lechazo.
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