La primera edición del Chatarras Raid se viene para Campaspero

No sabemos si los más «tronados» de la carrera, lo que sí han demostrado es ser los más diestros en moverse por territorio marroquí, en su caso conduciendo su Citröen Dyane 6, un vehículo de 1976 que, tras 20 años guardado en una nave de Campaspero, se ha convertido precisamente en una nave viajera que ha ascendido a los dos campasperanos a lo más alto del podio del Chatarras este mismo viernes, cuando finalizó esta primera edición con la llegada a Marrakech.

Allí, a los mismos pies de la cordillera del Atlas, culminaron su aventura ganando la general y consiguiendo ser los mejores también en: navegación `roadbook´, al vehículo más viejo, al vehículo menos potente y, también, siendo reconocidos como mejores competidores por votación popular. Todo ello a bordo de un vehículo que lo único que ha necesitado es una puesta a punto, sin más añadidos ni preparación, y con el que también hicieron el viaje de ida y vuelta desde su localidad. Toda una demostración de eficiencia y fiabilidad, en lo que al automóvil se refiere, y de inmejorable conducción en lo que respecta a ambos amigos que se han turnado en el volante.

A pesar de que tienen experiencia en rodar por Marruecos, pues han realizado más de un viaje en moto, también a la aventura, no las tenían todas consigo. Son los primeros sorprendidos en haber conseguido tal logro. De hecho, como reconocen ellos mismos, hasta la segunda etapa no fueron conscientes de que estaban compitiendo y, además, haciéndolo de forma impecable pues en la última etapa clavaron la distancia del libro de ruta, algo que llegó a sorprender hasta a la propia organización.

Competición, aventura, camaradería, conocer el territorio y a quienes allí habitan y, además, con un componente solidario a través de las aportaciones que en forma de alimentos han donado los inscritos que han participado rodando en 60 automóviles a lo largo de 3.000 kilómetros. En el caso de los campasperanos, con el viaje de ida y vuelta hasta su pueblo, la distancia recorrida con el Citröen ha superado los 4.000 kilómetros en una semana.

«Intentas pasártelo bien y en este caso además ha dado su fruto», comenta Ramón, propietario del dos caballos, quien también explica que «ha sido un triunfo inesperado; nosotros íbamos a disfrutar del raid, de los paisajes, de la gente».

«No me lo esperaba», coincide Rubén con su compañero de viaje. «No dejamos de ser dos locos; nuestro objetivo era volver rodando. No nos lo esperábamos, ni creo que nadie. Nos ha sorprendido y a la gente también. Había apuestas como con el protagonista de `La vuelta al mundo en 80 días´, Phileas Fogg, para ver hasta dónde llegábamos».

Pues han llegado a casa y además lo han hecho victoriosos, no solo en lo competitivo, sino sobre toso en la experiencia vivida, pues, tal y como la sintetiza Rubén: «Yo he vuelto enamorado».