Valladolid

Pozaldez despide sin consuelo a Raúl, el niño de 13 años fallecido en un accidente

Un sobrecogedor silencio que solo se rompió por el clamor de las campanas y por el desgarrador lamento de su madre. Noelia estuvo arropada por los suyos, no la soltaban y ella tampoco soltaba de su mano uno de los peluches del pequeño, tal vez su preferido. Se aferraba a él durante el funeral que transcurría en una inevitable despedida, la más dolorosa que existe.

El sepelio se aplazó hasta las cuatro de esta tarde para que el prior de Medina del Campo, Franciso Sánchez Oreja, pudiera oficiar la misa de la despedida de Raúl. La iglesia se quedó pequeña porque al funeral acudieron amigos del joven, compañeros de clase, familiares, conocidos y vecinos de un pueblo que se ha quedado frío, parado, roto, mudo. Las cabezas negaban de un lado a otro en silencio, sin consuelo y con la vista fija en el suelo hasta que el religioso comenzó a hablar en el atril para recordar al joven.

«Cuando confesé a Raúl para su primera comunión me dije, aquí hay mucho fondo. Esto es un diamante en bruto, un diamante que hoy ponemos en la mano de Dios», manifestó Oreja, visiblemente afectado al recordar, además, su llegada a este mundo «como un regalo del cielo». «Te colaste en nuestras vidas para colmar de amor con tu sonrisa. Hoy enciendes corazones apagados».

El prior intentó consolar a los presentes aunque admitió no poder encontrar unas palabras de alivio para afrontar una pérdida tan trágica como la de un crío de 13 años «inquieto, alegre y con ganas de vivir y aprenderlo todo».

La liturgia no duró más de media hora, pero fue suficiente para plasmar el sentimiento de desconcierto y consternación que vive un pueblo que no entiende el por qué. «No hay muchas palabras, Rául. Eres de nuestro equipo, de nuestra peña, de nuestro grupo, de nuestro pueblo. Eres nuestro. Solo un silencio profundo es la respuesta a nuestra cuestión ¿Por qué?», añadió el religioso.

No había sitio para más coronas de flores para despedir a Raúl. Nadie entiende una pérdida tan injusta a tan corta edad. «Cómo nos gustaría tenerte, sabemos que no puede ser pero no entendemos nada, no sabemos por qué y para qué te marchas si fuiste un regalo del cielo», dijo Francisco, mientras pidió «una oración de ausencia de un Dios que da la impresión de haberse olvidado de nosotros», finalizó el religioso, quien dedicó al pequeño, que iba a confirmarse pronto una canción con su guitarra, «como hice el día de su Primera Comunión». Tras la misa, el cortejo fúnebre se dirigió al cementerio de la localidad donde, desde esta tarde, descansa Raúl.

Al funeral acudieron además profesores y compañeros de clase de Raúl, que compartían aula con él en el IES Emperador Carlos, de Medina del Campo, donde el joven cursaba Primero de ESO y donde ayer le hicieron un bonito homenaje tirano aviones de papel que tanto le gustaba hacer y dedicándole cartas y mensajes de cariño que le dejaron en su pupitre, que se convirtió en un pequeño altar improvisado.

El dolor ha calado hondo en la pequeña localidad de Pozaldez, de casi 500 vecinos, pero se ha extendido también por la pequeña localidad de Hornillos de Eresma, muy cerca del punto del accidente, en la VA- 405 donde perdió la vida el joven Raúl. «Nos unimos al dolor de la familia y de todo el pueblo de Pozaldez en estos momentos que son durísimos. Es una tragedia que ha golpeado a todos. Aquí en Hornillos estamos consternados por lo sucedido a un crío tan joven», señalaba la alcaldesa de la localidad, Coral López de la Viuda.