![Arriba Portillo (distrito primero) y abajo Arrabal de Portillo (distrito segundo).](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/21/media/cortadas/portillo%20y%20arrabal-k9DE-U1601063339825vpC-624x385@El%20Norte.jpg)
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Este domingo se conocía la fusión en una sola ciudad de los municipios extremeños de Don Benito y Villanueva de la Serena, pero no son los únicos que cuentan con peculiaridades que les hace excepcionales en torno a su composición. Valladolid cuenta con núcleos fusionados desde hace décadas, aglutinados bajo un mismo ayuntamiento o municipio pero con señas de identidad distintas. Es el caso de Portillo, localidad de 2.383 vecinos que se encuentra dividida en dos distritos desde el siglo XIX, la misma época en la que nació la localidad de La Unión de Campos, gracias a la fusión de dos pueblos próximos entre sí como eran Villagrá y Villar de Roncesvalles.
Portillanos y arrabaleros no se han planteado cambiar su historia y «no necesitan votación alguna para decidir si unirse o separarse», tal y como explican los vecinos, pues cada uno se siente cómodo en su zona. En la parte alta, en torno al castillo, se concentra el casco histórico del municipio con un importante patrimonio cultural y un tercio de sus habitantes, unas 900 personas. Aunque se trata de una zona con menos servicios y en la que en los últimos años se observa un acusado envejecimiento poblacional, es el lugar en el que se celebran importantes eventos como Portillo Medieval, recreaciones históricas o la Feria de la Artesanía y el Ajo.
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A sus pies, Arrabal de Portillo concentra la vida administrativa, la mayoría de negocios y servicios, así como el tejido empresarial y la celebración de citas culturales como los Conciertos de la Estufa, las representaciones en el Teatro Álvaro de Luna o eventos deportivos. Pese a la equidad de los eventos, la «rivalidad» entre arrabaleros y portillanos es «histórica» tal y como señalan los vecinos del primer y segundo distrito, aunque la competitividad «se ha suavizado mucho» desde que en 1985 se construyera el colegio Pío del Río Hortega, a medio camino entre ambos distritos para no hacer diferencias.
«Antes había mucha rivalidad, incluso algunos querían separarse, pero eso fue en el pasado, ahora estamos más unidos», explica Hermelo Fernández, de 66 años y vecino de Arrabal. Recuerda su infancia y juventud, «ibas con tu grupo de amigos y apenas conocías a los de Portillo y viceversa, porque antes había dos colegios, pero ahora la cosa es distinta. Hay uno al que van todos, al igual que el instituto o el centro de salud, todo está unificado entonces los chicos crecen juntos y no se nota esa competencia tan clara del pasado», señala Fernández.
«A mí me gustan los dos distritos, el problema es que si hacen algo abajo lo tienen que hacer arriba y al contrario, incluso se llegó al punto de hacer el colegio y el polideportivo en medio de la ladera cuando lo normal hubiera sido hacerlo abajo», señala Miguel Ángel Oviedo, quien lleva viviendo en Portillo más de 33 años y apostilla, «aunque no tenemos la comodidad de Arrabal estamos bien aquí».
El momento en el que portillanos y arrabaleros encuentran sus mayores diferencias llega con la celebración de las fiestas patronales en honor a Santa María la Mayor, porque se tienen que repartir los eventos de forma equitativa para que no haya distinciones. «Además, este año queremos proponer que en vez del 7 al 14, de seguido, podamos celebrar las fiestas del 7 al 11 en Portillo y del 16 al 18 en Arrabal, donde además se celebra en San Juan Evangelista en diciembre. De este modo, creemos que los vecinos pueden disfrutar más en fin de semana y el hecho de atraer a más gente repercute de forma positiva en el pueblo», explica su alcalde, Juan Esteban.
A nivel administrativo funcionan igual que cualquier pueblo, «lo único que es más complicado porque tienes que pensar muy bien cómo y dónde distribuir las inversiones como pueden ser los Planes Provinciales, para buscar la igualdad entre ambos distritos, sobre todo, en cuestión de obras y servicios. Cada uno quiere lo mejor para su zona y siempre hay esa rivalidad de si se hace algo arriba y abajo o no y viceversa», añade Esteban, quien se muestra orgulloso de la peculiaridad de su pueblo unido, pero dividido en dos distritos.
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