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Tienen las «cosas claras». No pondrán en riesgo la salud financiera de Portillo. No lo «hipotecarán». Nada de macroproyectos, sean o no heredados. El Ayuntamiento de la localidad vallisoletana tiene previsto aprobar en pleno la paralización del Plan Especial de Reforma Interior, Rehabilitación y Regeneración del casco urbano (Peri) por el «dineral» que implicaría su ejecución a las arcas municipales. Así al menos lo confirma el alcalde, Juan Antonio Esteban (PSOE), quien sostiene que, por el desembolso «importantísimo» que supone, buscarán el respaldo de la oposición, el Partido Popular, para ratificar la renuncia al programa por consenso. «Lo suyo sería ir de forma conjunta; nosotros tenemos mayoría, y en cualquier caso lo paralizaremos, pero yo creo que es un asunto tan importante que debemos estar unidos», sostiene el regidor. «Hemos hablado con ellos, se lo hemos comentado y nos han dicho que van a estudiarlo», continúa.
De esta manera, Portillo renunciará a un plan que preveía la reforma y rehabilitación del casco histórico. Así, si bien 660 viviendas de las dos áreas urbanas de las que se compone el municipio –núcleo urbano y Arrabal– son susceptibles de percibir una ayuda, el plan está orientado a que 200 se beneficien del programa, además de espacios públicos como parques y plazas. Todo ello, con un presupuesto total que rondaría los ocho millones de euros, de los que el Consistorio portillano debería aportar «más de dos millones de euros en diez años». El resto correría a cargo del Ministerio de Fomento, de la Junta de Castilla y León y de los propietarios. «Estamos hablando de un dineral, y luego habría que añadir la oficina de atención al vecino, que costaría unos 60.000 euros por informar», lamenta.
Las actuaciones previstas comprenden la mejora de la eficiencia energética, la adecuación de la configuración exterior de los edificios, así como adaptarse a las condiciones de habitabilidad y salubridad. Esteban no echa balones fuera. Asume responsabilidades y reconoce que, aunque el Peri fuera un proyecto impulsado por el Partido Popular cuando ostentaba el bastón de mando, su partido estaba en la oposición «y la cosa ha continuado». «Hay que explicárselo a los vecinos para que no piensen que no lo hacemos porque no queremos», asevera. Por ello, anticipa que su intención es llevar a cabo jornadas informativas entre los vecinos. «Supone unas cantidades económicas grandísimas que nuestro Ayuntamiento no puede asumir; a medida que nos hemos ido informando, viendo en que consistía, nos hemos dado cuenta de que no podíamos llevarlo a cabo», continúa.
Ahora, el Ayuntamiento deberá negociar con el arquitecto del proyecto la indemnización por la rescisión del contrato. Por el momento, el regidor no se aventura a estimar la cuantía a desembolsar. «Hemos mantenido contactos con él y ahora tenemos que estudiar el documento para ver cómo lo hacemos y lo que tenemos que pagarle», explica.
Era una gran intervención urbanística motivada por el «mal estado» en el que se encuentran la mayoría de las viviendas e infraestructuras ubicadas en el casco histórico de Portillo. El Plan Especial de Rehabilitación Integral (Peri) buscaba realizar una intervención conjunta para favorecer la adecuación urbana de la localidad vallisoletana ante la «disgregación» experimentada en los últimos años, que ha provocado la aparición de «tipologías edificatorias distorsionadoras», como se recoge en el informe, y, de esta manera, ha fomentado la ruptura ambiental.
En la actualidad, el casco urbano de Portillo está conformado mayoritariamente por edificaciones heterogéneas «que no han sido reformadas desde su construcción». Así, según desprende la memoria del programa, predomina el caserío en mal estado, «desvencijado, en gran parte alcanzando niveles de infravivienda, provocado por el escaso o nulo mantenimiento que durante estos años han realizado sus propietarios».
Asimismo, cabe destacar que el informe recoge que el municipio carece de redes de abastecimiento «adecuadas», pues tanto la de saneamiento como la de abastecimiento son «defectuosas» en numerosas zonas. Además, las redes soterradas de teléfono y energía eléctrica son «inexistentes». También existe una escasez de jardines y los que hay no tienen optimizada su red de riego o se encuentran en un «evidente» estado de deterioro.
El casco histórico de Portillo posee unas características singulares. La gran mayoría de viviendas son unifamiliares, están adosadas y tienen una única altura. Junto a éstas, conviven «nuevas intervenciones» que, por lo general, son construcciones de dos plantas y establecimientos comerciales dedicados a la hostelería y al sector de los servicios primarios.
Por otra parte, como justificación para llevar a cabo el Peri, el Ayuntamiento de la localidad incidió en que los movimientos migratorios detectados en los últimos años han motivado el abandono del núcleo urbano. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Portillo había empadronados en 2018 2.454 habitantes, un centenar menos que hace una década.
Este movimiento negativo ha traído consigo el abandono de casas por cuestiones económicas pues, tal y como desprende la memoria, sus propietarios «se ven incapaces de poder afrontar las obras de reforma por el elevado nivel de degradación que muchas de ellas presentan».
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