La playa de La Barca la siguen disfrutando muchos vecinos, y junto a la de Las Moreras– en la capital vallisoletana–, son las únicas playas fluviales declaradas aptas para el baño en la provincia de Valladolid. Cada semana los servicios de la Junta ... de Castilla y León analizan muestras recogidas en ese punto del Duero para determinar la idoneidad de las aguas.
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Su nombre sugerente recuerda que allí, hasta no hace tantos años, hubo una barca que, arrastrada por una maroma, cruzaba a los vecinos al otro lado del río, a Dehesa de los Canónigos, en el término municipal de Pesquera de Duero. Cuerda que, como explica el alcalde quintanillense, Tomás Madrazo, «todos recordamos con muchísimo cariño; a la que todos nos agarrábamos para aprender a nadar y que aprovechábamos para jugar. La barca era nuestro trampolín».
La barca ya no está ni la maroma tampoco, pero barcas y piraguas surcando esa parte del río no faltan, ni tampoco una línea de boyas que delimitan el espacio de baño para garantizar la seguridad de los bañistas, especialmente de los niños, lo que a los padres proporciona mayor tranquilidad.
En el momento álgido de las fiestas de verano en la localidad, San Masín, se celebra un concurso de piraguas en el que participan hasta 70 parejas de todas las edades. Un momento del año en el que estrechar aún más los lazos con los hijos del pueblo que residen fuera. En verano la población de Quintanilla se multiplica por seis, llegando a alcanzar los 600 habitantes.
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Sobre una finísima y blanca arena se acomodan los bañistas a la orilla, donde también se distribuyen mesas de picnic, zona arbolada y una senda botánica en la que se identifican, mediante carteles, las diferentes especies de árboles que la conforman. Asimismo, el enclave ha sido reforestado gracias al regalo de bodas de una pareja del pueblo que obsequió al municipio con 200 plantas. En el tramo también se han colocado cajas nido para diferentes aves.
Otro de los atractivos de ese entorno es un laberinto fluvial, una pasarela que discurre entre la vegetación de ribera y que, junto a diferentes puestos de la senda de pescadores, forman parte del tramo de la Senda del Duero que pasa por esta playa. Una senda que aporta un plus al disfrute y a las actividades que se pueden realizar, como caminar o ir en bicicleta a la sombra de la frondosidad vegetal que, aguas arriba, nos lleva hasta una espectacular pasarela de madera que vadea el río, conectando Quintanilla de Arriba con Pesquera de Duero. Los chavales de esta segunda localidad la aprovechan para acercarse en sus bicis hasta la playa de La Barca, hasta donde también acude algún bañista de Peñafiel, y, ya aguas abajo, de Quintanilla de Onésimo.
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A la playa se accede cómodamente andando o en bicicleta. En apenas cinco minutos de paseo se llega desde el casco urbano, lo que también permite acercarse –desde la playa– a los bares de la localidad en un momento. La zona deportiva también está a un paso, abierta a todo el mundo.
El cuidado de la playa de La Barca y su conservación es impecable. Todos los días se desinfecta, se limpia y se recogen las papeleras, cuyo número aumenta durante la temporada de baño. Este año, como sucediese el pasado por la pandemia, se controla el aforo y se aplican las medidas anticovid, como garantizar la distancia entre bañistas. Igualmente se ha retirado el tobogán para los niños y se ha cortado el agua de la ducha y de los grifos de agua potable. Cualquier duda la solventan carteles informativos bien distribuidos en un entorno del que gozar durante estos meses estivales con todo el encanto del Duero.
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