Valladolid

Las piscinas de Castromonte participarán en una exposición que recorrerá Europa

Para el alcalde de la localidad, Heliodoro de la Iglesia, «es un orgullo que unas piscinas de un pueblo tan pequeño (200 vecinos) estén a ese nivel europeo». Para el regidor, «la nueva dotación ha dado un servicio muy grande y cercano al pueblo al tener su ubicación en el casco urbano, lo que permite a los vecinos ir a pie, sin coger el coche». Además, destacó que «mucha gente que antes no venía en época estival ahora acude al pueblo con la familia a pasar el verano, y vienen vecinos de otros pueblos y curiosos, atraídos por la fama del diseño vanguardista». De la Iglesia aseguró que las piscinas «son un aliciente más a otras iniciativas que se han realizado en el pueblo» como las zonas ajardinadas, la creación de un espacio exclusivo para fiestas, las pinturas murales, las rutas de senderismo o la creación de un espacio exclusivo para fiestas, entre otras.

El alcalde explicó que «es un lugar de vida muy polifacético», como ya lo demuestra que haya acogido actividades tan importantes como la proyección de las películas del Festival de Cine Descentralizado Lazos, la actividad Los vermús de mi pueblo o encuentros como el de la Rogativa, catas de vinos o la quedada al pantano, ya que «se trata de un espacio muy agradable para la primavera y verano».

Uno de los asiduos bañistas diarios es el castromontino Jesús Cortés, quien, a sus 62 años, le gusta tanto el servicio que bromea al decir que «tenía que haber llegado antes». El veterano vecino expresa que «la piscina ha unido a la gente» y que «está muy bien gestionada». Además, señaló que «es más que una piscina por todas las actividades que alberga». Por eso no dudó en señalar que «es uno de los mayores aciertos que ha tenido el Ayuntamiento». Por su parte, Almudena Martín, aunque vive en Medina de Rioseco, el verano de 2023 ya lo pasó entero en su pueblo natal, donde trabaja su marido, José Augusto Tomás, y donde sus hijos también lo hacen en la nueva piscina, José, de taquillero, y Ángel, de socorrista, que «están muy contentos por trabajar en verano en el pueblo». Almudena, que no se pierde un día de piscina, no dudó en manifestar que «ha sido un cambio radical que ha dado vida al pueblo», indicando que «es como una familia y todo el mundo disfruta mucho».

Con un presupuesto de algo más de medio millón de euros, con más de 1.000 metros cuadrados de césped, con dos piscinas (una, de 19 por 8,5 metros, y otra infantil, de 6 por 6 metros), con un bar que da servicio al interior y al exterior de la instalación, la dotación es obra del arquitecto vallisoletano Óscar Miguel Ares, quien manifestó «ser un privilegio al tener la inmensa fortuna de ser uno de los 40 nominados». Una alegría a la que se sumaba el haber recibido el jueves un correo electrónico pidiendo documentación y maquetas para una exposición itinerante por toda Europa que va a empezar en Barcelona, por lo que «unas pequeñas piscinas de un pueblo de 200 habitantes van a conseguir que sean vistas en todo el continente», en ciudades como París, Dublín, Dubái o Londres, si se tienen en cuenta las ciudades de la exposición de 2022.

Ares explicó que «se llaman piscinas porque había que poner un nombre, pero en realidad es un espacio de encuentro, un lugar común, de aproximación, en el que la gente del pueblo pude hacer comunidad». Además, hizo ver que «es un lugar muy identitario, porque Castromonte y los pueblos de los Montes Torozos están construidos en piedra y teníamos que utilizar el recurso que teníamos en el lugar para hacer seña de identidad». Junto a eso, «hemos convivido en la nueva realidad que también existe ahora, que son los aerogeneradores, y la cubierta de las piscinas simbolizan las aspas tendidas de los aerogeneradores de las proximidades».

Unos aerogeneradores que, por otro lado, permiten el que un pueblo como Castromonte tenga este tipo de dotaciones gracias a sus excedentes producidos, que «al final se revierten en la municipalidad y en los vecinos, siempre con el gran objetivo principal de mejorar la calidad de vida de los vecinos». Para Ares, lo que las piscinas han incentivado «es que los vecinos puedan reunirse, pueda venir la familia y amigos y, de alguna manera, puedan volver a recolocar y reposicionar sus orígenes como un lugar al que volver, al que estar y al menos disfrutar unas horas en él». Por eso, destacó que «puedan servir para que, si no viene gente, por lo menos que no se vaya».

Las piscinas han tenido un efecto de atracción, como lo demuestra, a pequeña escala, «el que hayamos notado un pequeño incremento del número de licencias en el municipio en lo que tiene que ver con obra nueva», en palabras de arquitecto, quien ensalzó a Heliodoro de la Iglesia como un alcalde que «ha sabido ver las cosas», porque «toda inversión en equipamiento lo que hace es mejorar la calidad de vida de los vecinos y que otras oportunidades puedan crearse alrededor de la misma». De hecho, en Castromonte, se está levantando en la plaza del pueblo una casa de comida, que también es obra también de este mismo arquitecto, para ser un restaurante a la usanza, pero además, en un uso como centro social, «para facilitar la comida a las personas mayores en una población sobrenvejecida».