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En el término de Pesquera se cosecha el mejor vino de la ribera del Duero», escribía ya en 1895 el historiador Juan Ortega Rubio en su obra 'Los Pueblos de la Provincia de Valladolid'. En el presente, la localidad es todo un referente del sector y de esa misma Ribera, pero ya en mayúscula.
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También es un referente de la historia de la comarca pues en su término se asienta parte de la ciudad vaccea de Pintia (s. IV a.C.), en el pago de Carralaceña, donde se ubica el barrio artesanal del poblado.
Esta parte pudo surgir como una ampliación de la ciudad pintiana, situada al otro lado del Duero, ante el crecimiento de esta y su mayor necesidad de cerámica. Su situación permitiría prevenir incendios y tener a mano el abastecimiento de agua.
Carralaceña tiene diferentes zonas: una de habitabilidad y su necrópolis y, en su parte más baja, junto al río, una de producción, un alfar en el que se hacían objetos y recipientes desde el siglo II a. de C. Asimismo, en el pago de la Dehesilla se han hallado vestigios celtibéricos y en el camino del Cañal han aparecido urnas cinerarias, un cuenco de cerámica y un vaso de la Edad del Bronce. En los cerros próximos a la población se sitúa el paraje de las Pinzas, de donde podría derivar la citada ciudad vaccea. Y junto al camino de los Aragoneses fue hallado un miliario, por lo que se presume que fue calzada romana.
Siglo IV a. C.: Ubicación de parte de la ciudad vaccea de Pintia en su término municipal, en el pago de Carralaceña, donde se sitúa y crece el barrio artesanal del poblado.
25 de enero 1395: Enrique III recompensa a don Diego López de Zúñiga con esta localidad, incorporándose a la Comunidad de Villa y Tierra de Curiel, hasta la primera mitad del siglo XIX.
1809: La iglesia de San Juan Bautista es saqueada por tropas napoleónicas, quienes mantuvieron dentro un enfrentamiento con guerrilleros españoles.
El pueblo parece haber tenido una gran vitalidad social y económica, algo que se ve plasmado en algunas de sus casas donde se conservan varios escudos que hablan del importante arraigo de familias nobles en el lugar. Escudos con inscripciones que los fechan en el siglo XVIII.
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La Plaza Mayor es porticada, con dinteles en su mayor parte, con un arco de entrada rematado por un frontón sobre el que se sitúa una cruz, un arco que es un icono del pueblo. En él figura el que sería su escudo antaño, fechado en 1630.
Además, al pertenecer al alfoz de Peñafiel ejerció de punto fortificado en la frontera del Duero en la Alta Edad Media.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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