Peñafiel llora la muerte de Carlos Andrés, el taxista fallecido en un accidente en Valbuena

Carlos Andrés era un hombre de nacionalidad colombiana, hijo de la dueña de un céntrico supermercado en la cuna de la Ribera del Duero e hijastro de un conocido taxista con dos licencias. Por esa razón el joven fallecido esta madrugada se dedicaba al mundo del transporte de personas, y el destino quiso que muriese en el Kia Óptima con el que trabajaba, del que tuvo que ser excarcelado, ya sin vida, por los Bomberos de la Diputación de Valladolid.

Una llamada al 112 a las 5:37 horas alertó del siniestro y hasta el lugar indicado se trasladaron la Guardia Civil, los Bomberos de la Diputación de Valladolid, una ambulancia de soporte vital básico y el equipo del Punto de Atención Continuada de Peñafiel. Pero los efectivos desplegados no pudieron hacer nada por salvar la vida de este hombre. El taxi -que tenía un techo panorámico de cristal que quedó reducido a añicos tras el siniestro- impactó contra un paso de aguas al salirse de la vía y después dio varias vueltas de campana para acabar volcado con las ruedas hacia arriba en una tierra de cultivo.

Carlos Andrés nació en Medellín y llegó siendo prácticamente un niño a Peñafiel, donde rehizo su vida. El pequeño colectivo del taxi peñafielense se mostró abatido por la noticia. «Se conocía la carretera perfectamente. Hemos ido por ahí miles de veces», reconocía Rafael Maroto, uno de los taxistas del municipio, que trataba de buscar una explicación a lo sucedido sin saber a ciencia cierta qué es lo que pudo pasar para que Carlos Andrés se saliese de la carretera y volcara en un punto por el que había pasado en infinidad de ocasiones. «A esa hora salen muchos animales, ayer llovió y en esas carreteras si cae una tormenta, hay veces que se crean charcos. No sé qué habrá podido pasar», explica este taxista, que no acierta a entender las razones por las que se produjo el accidente, que ahora investiga la Guardia Civil. «He ido a tomar un café a las 10 de la mañana y me lo han contado. Es una pena enorme porque era un chico muy joven y es un palo muy grande para los que le conocíamos», añade.

Los dos coches del padrastro del fallecido son los que se encargan de los servicios de noche en el pueblo, pero no ha trascendido si el accidente se produjo durante un trayecto de trabajo. Lo que sí se sabe es que iba en dirección a Valbuena. «No sé si le pudieron llamar para ir a recoger a alguien y le acabó pasando esto», afirma Maroto quien, al igual que el resto de vecinos de Peñafiel, se muestra afligido por lo sucedido.

La madre y el padrastro de Carlos Andrés, visiblemente afectados, se acercaron por la tarde al lugar del siniestro y allí recogieron algunos objetos personales que se encontraban entre los numerosos pedazos del vehículo esparcidos por la cuneta y por la tierra de labor contigua en una imagen desgarradora. En la mañana del lunes 24 ambos asistirán a la incineración en un acto íntimo para la familia, en el Tanatorio de El Salvador, ubicado en el peñafielense polígono de La Laguna. No habrá velatorio ni misa ni funeral.