Por segundo año consecutivo, Peñafiel celebró este domingo el paseo trashumante, una novedosa propuesta enmarcada dentro de las fiestas patronales de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque, que sirve como anticipo de los festejos, que arrancan este lunes de forma oficial.
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Lo ... harán con toda su fuerza con el lanzamiento del chupinazo, acto que tendrá lugar a las 12:00 horas del mediodía en la Plaza de España. Será desde el balcón del Ayuntamiento, desde donde se lanzará el cohete anunciador del comienzo de los festejos, después de que anoche se celebrara el desfile de peñas, un tributo al 'El último de la fila' y una posterior sesión dj en el centro de la localidad.
Tras la tradicional verbena de Santa Clara, celebrada el viernes por la noche, el sábado se sirvió otro aperitivo con el que ir abriendo boca festiva a la citada trashumancia. Con ella se volvió a rememorar los antiguos encierros camperos de la localidad, con caballos, que se desarrollaron hasta los años 90 del siglo XX. Para ello tuvo lugar un tranquilo paseo matinal junto a una mandada de ocho reses mansas que comenzaba en el paraje conocido como Pajares, pago en el que comenzaban los pretéritos encierros peñafielenses. Caballistas y personas a pie pudieron disfrutar de un buen paseo junto a los dóciles animales que formaban el grupo de reses llegadas desde La Rioja.
Asimismo, se replicó el viejo recorrido de los toros –por caminos, rastrojos y el mismo trazado urbano– hasta desembocar en la plaza del Coso, caballos incluidos, como se hacía en tiempos pasados, algo que atestiguan viejas fotografías en blanco y negro de aquellos años. Posteriormente, el encierro evolucionó y los caballos lanzaban el encierro desde el puente del Valdobar, lugar donde se retiraban y entregaban el testigo a los corredores.
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Además de acompañar a la manada, también hubo quien se acercó a contemplar el paso de la misma en determinados enclaves estratégicos, como el paso de los cuatro caminos –en el cruce de la carretera de Cuéllar–, Pajares o el cruce de la carretera de Langayo. Estas ubicaciones eran las tradicionales, aquellas a las que se acercaban los vecinos a ver el paso del ganado o su salida del corral.
Otro punto donde esperaron los espectadores de esta propuesta fue en el último tramo de vallas del encierro, instaladas en una parte de la última recta que se recorre para entrar a la plaza del Coso, a la que se accede por el pasadizo conocido como el arco del corro. Allí, en la plaza del Coso, varias personas pudieron ver a las reses trashumantes de cerca, lo que aprovecharon para, móvil en mano, hacerse fotos y vídeos para el recuerdo.
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Mucho calor desde primeras horas de la mañana, con los espectadores de la trashumancia buscando el más mínimo resquicio de sombra en diferentes puntos del recorrido, que disponía de dos zonas de descanso para los animales. Parece que el calor va a acompañar durante las patronales peñafielenses y, como decía alguno de los asistentes al tonificador paseo, el calor es esencial para este tipo de festejos.
Ya por la tarde, llegaron a los corrales del Valdobar los primeros novillos bravos de los festejos taurinos de las fiestas de Peñafiel, corrales que se habilitaron cuando se decidió cancelar el tramo de campo de los encierros, supresión derivada de las frecuentas escapadas de los astados y el riesgo que esto conllevaba. Y como manda la tradición, los corrales del Valdobar fueron de nuevo uno de los lugares de peregrinaje y obligada visita para ver esos toros que van a protagonizar los encierros y peculiares capeas de la villa del Duratón.
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