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Apenas han transcurrido unos meses desde que el yacimiento arqueológico vacceo de Pintia sufriese un daño -aún por terminar de peritar- tras la acción de una excavadora que realizó una zanja de más 200 metros de longitud, y metro y medio de profundidad, en una ... parte de este Bien de Interés Cultural, cuando el pasado 27 de junio fue la iglesia de esta localidad pedánea de Peñafiel la que ha podido ser objeto de una desafortunada intervención. Al menos es lo que se puede extraer del informe emitido y remitido a las partes por el por el Servicio Territorial de Cultura, Turismo y Deporte, perteneciente a la Delegación Territorial de Valladolid de la Junta de Castilla y León.
El informe técnico elaborado por uno de los arqueólogos del citado servicio de la Junta, una vez recabada toda la documentación, testimonios y desplazado el experto a la iglesia de Padilla para evaluar in situ el alcance de los posibles daños, concluye dar traslado a las partes de este documento de peritación -también al Seprona- y que sea remitido para que se inicien las diligencias pertinentes para dirimir las responsabilidades que se puedan derivar del incumplimiento de la normativa sobre Patrimonio Cultural.
El citado 27 de junio comenzaron unas obras en el templo -propiedad del Arzobispado de Valladolid y catalogado de bien arqueológico-, un proyecto promovido por el Ayuntamiento de Peñafiel -al ser Padilla un núcleo agregado y depender administrativamente de éste-, unas obras para eliminar humedades. Los trabajos fueron licitados a una empresa de construcción peñafielense y están subvencionadas por la Diputación Provincial de Valladolid por un importe de 10.000 euros, redondeando.
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Fue un vecino de Padilla de Duero quien, nada más arrancar la obra, dio el aviso -aportando fotografías- de que había visto restos óseos humanos en el contenedor de obra situado a la puerta de la iglesia. Al día siguiente, notificado el Seprona, agentes de esta unidad especializada de la Guardia Civil se personaron en el templo para realizar las comprobaciones pertinentes. Solo un par de días después el informe de los agentes llegaba a dependencias del Servicio Territorial de Cultura, Turismo y Deporte. En él se identifica al promotor y ejecutante de las obras, así como el tipo de trabajo que se realizaba, consistente en retirar parte del entarimado que cubre el suelo de la iglesia para ser sustituido por nueva pavimentación. Su objeto, eliminar humedades. Esta acción provoca que el sustrato sea removido entre 15 y 18 centímetros, identificándose en él restos óseos, de antiguos enterramientos, de cuando el interior de la iglesia -y su entorno- era utilizado como necrópolis.
Al tratarse la iglesia de un Lugar Arqueológico, no solo está sometido al régimen común de protección y conservación del Patrimonio Cultural de la Junta, de la consejería competente, sino que también, como se refleja en el informe técnico, los ayuntamientos o entidades locales tienen la obligación de proteger y promover su conservación. Sobre este aspecto, según la ficha de catálogo del Plan General de Ordenación Urbana de Peñafiel, como se recoge en la documentación pericial, «se trata de un espacio en el que es probable la aparición de restos arqueológicos en el caso de que se produzcan remociones de tierra, por lo que se considera necesario establecer cautelas arqueológicas para garantizar su protección».
«Para el área de interés arqueológico determinada en la iglesia de Padilla de Duero y su entorno se establece un nivel de protección de Grado 3, que supone la realización del control arqueológico de las remociones de terreno que se lleven a cabo. Este control será realizado por técnico arqueólogo y los resultados evaluados y tomados como base para determinar la pertinencia o no de realizar actuaciones de mayor calado, siempre siguiendo las directrices de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural».
Asimismo, en el informe se da traslado de lo dispuesto en uno los artículos de Protección de Patrimonio Arqueológico del propio PGOU peñafielense, normativa «que tiene por objeto la protección, documentación y conservación del Patrimonio Arqueológico en el municipio de Peñafiel (...)».
Del minucioso informe se deduce que debería de haberse realizado un control arqueológico, solicitando los permisos necesarios ante la citada Comisión Territorial, y así evitar que, al haberse actuado de esta forma, se hayan podido alterar las condiciones que permitirían obtener información objetiva de otros momentos históricos, razón de ser de la arqueología. Al perturbarse el contexto, esta labor científica se ve comprometida.
Tanto la Asociación por el Patrimonio de Valladolid como la Federación por el Patrimonio de Castilla y León, a través de redes sociales se han hecho eco de esta actuación en la iglesia de Padilla de Duero, mostrando su malestar y cargando las tintas contra el Consistorio peñafielense. Mientras la primera señala que «nuevamente Peñafiel es un punto negro en cuanto a conservación del patrimonio histórico», la segunda, la federación regional, apuntala esta apreciación exponiendo que «el maltrato al patrimonio arqueológico vuelve a visitar Padilla de Duero (Valladolid)», ejecutándose unas obras «sin medidas preventivas en forma de área de cautela arqueológica en la iglesia de Padilla de Duero».
La asociación vallisoletana explica «que las obras deben tener un control arqueológico supervisado por el Servicio Territorial de Arqueología de la JCYL y, de lo que se encuentre, llevarlo al Museo de Valladolid, algo que en el Ayuntamiento, ningún responsable técnico y/o político, debe querer saber, así como la empresa adjudicataria. Una vez más, está claro que se necesita educación patrimonial, especialmente en Peñafiel, cuyo Ayuntamiento no valora el Patrimonio arqueológico. Y no lo decimos nosotros, lo dice su PGOU y la Ley 7/2024, de 20 de junio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León. Recordamos al Ayuntamiento de Peñafiel, que modificar los contextos sin un procedimiento adecuado provoca una pérdida irreparable desde el punto de vista científico y patrimonial. Por ello, se puede considerar que se ha producido un daño difícilmente restituible: la pérdida de información -escrito por el Arqueólogo responsable-».
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