«Tendríamos que pasar todos un día en una UCI para concienciarnos»
Coronavirus Valladolid ·
El veterinario riosecano Emilio Herrera Yenes supera la covid tras permanecer 29 días hospitalizado, doce de ellos ingresado en la zona de Vigilancia Intensiva
Me pone del hígado cada vez que veo en la televisión a algún negacionista; esto es algo real y la gente se está muriendo». Son las contundentes palabras del riosecano de 48 años Emilio Herrera Yenes, después de haber superado la covid después de permanecer 29 días hospitalizado, doce de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
El miércoles, 4 de noviembre, Emilio, que se encontraba confinado al haber dado positivo su esposa, notó los primeros síntomas con tos y molestias que en dos días dieron lugar a fiebre alta. Por eso, aunque el lunes siguiente tenía programado la PCR, el sábado le hicieron un test rápido en el centro de salud y dio positivo. «Tosiendo, ya casi sin poder respirar», el miércoles 11 fue enviado de forma urgente al hospital Río Hortega, donde quedó ingresado al serle detectada una neumonía bilateral «bastante extendida por los pulmones».
Tras pasar a planta en la madrugada del domingo, la fatiga, un 85% de saturación y fiebre muy alta le llevaron a la UCI, donde los dos primeros días estuvo a punto de ser intubado. Pasadas 48 horas, la preocupación cesó cuando la médica le dijo «tranquilo Emilio, que lo malo ya lo has pasado, ahora a recuperarte para poder pasar a planta». De su paso por la UCI, el veterinario riosecano de la cooperativa Serviagro de Mota del Marqués, recuerda que cuando al principio se retiraba el oxígeno para limpiarse «no aguantaba sin él ni 10 segundos». Después resistió casi un minuto, hasta poder hablar, y el domingo 6 de noviembre mantuvo una conversación con su esposa y algunos amigos. También recuerda el día en el que le cambiaron de box y podía ver árboles desde una ventana y el ir y venir del personal por un pasillo.
En la UCI también vivió momentos de angustia «por los que pasaron por mi cabeza muchas historias». Emilio era el único consciente en su pabellón y no le abandonaba el sentimiento de miedo e incertidumbre, en especial cuando sabía que intubaban a algún paciente «al que los médicos se acercaban cada dos por tres».
El 7 de diciembre, con una saturación entre 94 y 95, Herrera Yenes recibió el alta después de casi un mes hospitalizado, un tiempo en el que agradece de manera muy especial la delicadeza y el excelente trato, «llamándome por mi nombre», de médicos, enfermeros, celadores, limpiadores y el resto del personal. «Siento no haber podido conocer sus caras al ir cubiertos con los epis», lamenta.
Del día que recibió el alta nunca olvidará el abrazo de su mujer, Pilar, a la puerta del hospital, y el de sus hijos, Alberto y Ángel, a su llegada a casa.
A Emilio se le ha hecho más llevadera la hospitalización gracias a su teléfono móvil, con el que, además de entretenerse con las redes sociales y las noticias, pudo comunicarse por wasap con la familia y con grupos como el de ganaderos de su cooperativa o el de la Hermandad de La Desnudez. Desde la cofradía, de forma constante, recibía frases semanasanteras de ánimo como 'ya queda menos'. También tuvo tiempo para «rezar a mi Jesús de la Desnudez, para pedirle que me ayudara como lo había hecho con Julio de la Heras», presidente de su cofradía que, entre marzo y abril, estuvo más de un mes ingresado con dos periodos de intubación de extrema gravedad.
Gimnasia pulmonar
Ahora le toca a Emilio recuperarse durante las Navidades. Cada día, con un aparato en el que tiene que inspirar y espirar para mantener en alto una bola, hace gimnasia pulmonar para ganar la elasticidad perdida por la neumonía, y además da pequeños paseos de no más de 10 minutos por la casa para compensar la musculatura que ha perdido, a la espera de poder pasear por la calle «siempre que no haga frío». Por suerte, no toma ninguna medicación.
Emilio, al igual que las enfermeras que le trataron, opina que «tendría que ser obligatorio para todos pasar un día en la UCI, así tomaríamos conciencia de la gravedad de la situación». Desde sus conocimientos de inmunología por sus estudios universitarios, aconseja que es preciso no relajarse, «incluso los que ya lo han pasado porque pueden volver a infectarse; es posible que no enfermen, pero pueden ser transmisores». El veterinario riosecano anima a la responsabilidad, a no relajarse y a seguir las normas de seguridad. «Todas las precauciones son pocas, sobre todo hay que extremarlas con las personas con las que más nos confiamos. Todos los días mueren en el mundo las víctimas de dos 11-S».
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