

Secciones
Servicios
Destacamos
Berta Pontes de los ríos
Valladolid
Miércoles, 2 de febrero 2022
(La Guardia Civil ha encontrado el sábado 5 de febrero el cuerpo de una mujer en la zona en la que se buscaba a ... Esther López, desaparecida de Traspinedo (Valladolid). Por lo tanto, esta noticia queda desactualizada.)
Tres semanas después de la desaparición de su hija Esther, Miguel López, reconoce que lo primero que hace nada más levantarse es comprobar si ha regresado. «Cada día voy a su habitación a ver si está», confiesa con la mirada perdida en el suelo de la entrada a su domicilio, la vivienda de la que salió su hija hace ya 21 días, cuando se la perdió el rastro tras ver un partido de fútbol con unos amigos. Ahora, con la investigación bajo secreto de sumario, las últimas informaciones apuntan a que se está investigando el móvil de Esther mediante la clonación de su tarjeta para poder saber dónde y con quién estuvo la madrugada del 13 de enero, cuando se le perdió la pista cerca de Traspinedo.
Miguel tiene puestas sus esperanzas en lo que pueda salir de ese teléfono. «A ver si con el móvil se aclara algo, pero yo querría también que buscaran los móviles de los otros», comenta en referencia a los acompañantes de su hija en la madrugada de aquel 13 de enero. Añade, además, que confía en sacar «algo en claro de una vez por todas porque esto es un puzle sin salida».
A la espera de nuevos resultados que puedan aportar luz a la investigación -no ha trascendido cuánto se tardará en recopilar la información del móvil- y permitan situar a los posibles implicados en los diferentes escenarios, la familia pasa los días con la «agonía» de quien está viviendo «un martirio» y piden que «si alguien sabe algo, lo diga, porque esto es como tener una enfermedad de la que nadie tiene la cura». En esta línea, Miguel confiesa «sospechar de todo el mundo».
Los días pesan sobre este hombre de 63 años que se ha jubilado hace poco con el deseo de descansar tras llevar desde los 13 trabajando. «Me dio un infarto y me salvé por minutos. Decidí jubilarme buscando el descanso y mira qué descanso estoy teniendo», lamenta.
Las tres semanas que llevan sin noticias de la joven de 35 años le hacen sospechar lo peor. «Pienso que no voy a volver a saber nada de ella en la vida», confiesa con semblante serio y cada día más delgado, que pese a las circunstancias afirma no estar recibiendo ayuda psicológica porque no sabe si es necesario.
El día a día de Miguel se limita a «pasear por el patio para intentar evadir los malos pensamientos» y esperar noticias sobre el paradero de Esther, de quien recuerda la alegría que desprendía y la felicidad con la que salió de casa el día de su desaparición. «Tenía una enorme ilusión por el nacimiento de su primera sobrina», hija de su hermana menor, Inés, a la que hasta había comprado una cuna, añade Miguel, con la mirada siempre centrada en el suelo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.