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El panorama que presentaba este domingo Traspinedo distaba del habitual para ser domingo. Los bares estaban cerrados por la mañana y sus calles, prácticamente vacías, desvelaban la sensación de intriga con la que amanecía ayer el municipio. Sus vecinos, esquivos y con más preguntas que ... respuestas, permanecen a la espera de conocer más pistas sobre la investigación relacionada con la desaparición de Esther López. Con la noticia de la detención de un sospechoso por su relación con el caso, muchos se preguntaban quién podría ser y si residiría o no allí.
Con la calle desierta y la verja de su casa abierta, el padre de la joven, Miguel López, aseguraba estar «puesto en lo peor» y que por su cabeza pasan «todas las cosas malas que se puedan imaginar». Su semblante serio y sus ojos cansados dejan ver el estado anímico de una familia que lleva diez días sin saber dónde está Esther.
«Solo pienso en lo malo que le ha podido pasar a mi hija y espero que en cuanto sepan algo más nos lo digan, porque no sabemos nada. Es cierto que es un paso que tengan una línea por la que tirar», explicaba. «Sé que tenemos la mejor policía del mundo y confío en que vayan acorralando al que tenga que ver con la desaparición de mi hija, porque no se puede vivir así», lamentaba.
Al saber de la inspección de un chalé del término municipal de Traspinedo, reconocía desconocer quién era el propietario y no haber oído nada sobre su relación con Esther. «La Policía no nos dice nada porque prefieren avanzar con la investigación para decirnos cosas que sean totalmente verdaderas», explicaba con la mirada perdida en la era que está frente a su domicilio.
El hombre, derrotado por la desaparición de su hija, confesaba a El Norte no haber comido ni apenas dormido durante las últimas jornadas. Explicaba también tener cada vez más mermada la esperanza de que el desenlace sea bueno por la sucesión de noticias relacionadas con la desaparición de su hija. Pese a su preocupación, atiende a los medios día tras día y agradece el interés por su hija.
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En las calles del pueblo apenas se vían corrillos de vecinos charlando y muchos aseguraban estar desolados. «Estamos muy mal, abatidos podría decirse, porque Esther es una chica muy querida en el pueblo y no sabemos qué pensar sobre lo que le haya podido pasar», comentaba un hombre mientras jugaba al tanguillo.
En la puerta de la carnicería, una mujer confesaba «no saber nada del detenido ni dónde vive» y manifestaba estar «preocupada y destrozada por la situación, pero esperamos buenas noticias». Un hombre de avanzada edad que paseaba por la localidad confiaba en que el caso se resuelva «pronto y bien, de la mejor forma posible para que la familia no sufra», y el registro de una vivienda cercana a la localidad le pillaba por sorpresa.«No sé quién es ni tengo información sobre él», reconocía.
En el mismo sentido, el alcalde del municipio, Javier Fernández, desconocía más datos de los aportados por el subdelegado y aseguraba estar en contacto con la familia de Esther. «He estado con ellos para mostrarles mi apoyo y el de todo el pueblo de Traspinedo en estos duros momentos. Para ellos no está siendo fácil mantener la calma, pero parece que la detención de un sospechoso y el resgistro de la casa aportan algo de luz a unos días tan oscuros», manifestaba. Ahora, las investigaciones se centran en conocer el paradero de la joven y «en la esperanza de todos está encontrar a Esther viva», explicaba el alcalde de la localidad.
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