Olmedo: La joya artística de la que sentirse orgulloso

Si hay un edificio del rico patrimonio histórico-artístico, tanto civil como religioso, que pueda erigirse como la mayor joya artística de la que se sienten orgullosos los vecinos de Olmedo, y por tanto lugar de obligada visita, esa es la iglesia de San Miguel. Situada junto a una de la puertas de entrada a la muralla, es de los siete templos religiosos dedicados al culto que hubo en la localidad, la que mejor conserva su estructura mudéjar, aunque sensiblemente modificada por la voluminosa capilla de La Virgen de la Soterraña que se añadió como prolongación de la cabecera cuyo cuerpo octogonal empequeñece al contiguo ábside medieval.

De tres naves estrechas y gran altura, es de estilo románico-mudéjar. Su construcción se inició en el siglo XIII, adosada al lado meridional de la muralla, al exterior la obra de ladrillo, que parte de un zócalo de mampostería. Está realizada a base de frisos de esquinillas, arcos ciegos y doblados de medio punto dispuestos al tresbolillo, bandas de rectángulos rehundidos y doblados también al tresbolillo, y una línea de canes que sustenta la cornisa de piedra sobre la que apoya el alero del tejado. En la segunda mitad del siglo XV se reformó eliminando en parte el ábside para construir la capilla de la Virgen.

En este templo, los alarifes constructores impregnaron los más significativos rasgos del mudéjar castellano guardando en su interior las mejores esencias del arte en ladrillo. En la nave del evangelio se halla un magnifico sepulcro en el que se hace patente la convivencia de las tres culturas, islámica, judía y cristiana. Y sin salir de la nave del evangelio un retablo plateresco atribuido a Gaspar de Tordesillas con varias tablas flamencas.

En el medio de la nave central destacan dos colosales esculturas de San Joaquín y Santa Ana del siglo XVIII, y avanzando hacia el presbiterio, un arco de medio punto que se abre en la nave de la epístola da acceso a la capilla de los Olivera. Arco que muestra nuevamente esa mezcolanza cultural y artística, y a su lado un retablo de la primera mitad del siglo XVI dedicado a San Bartolomé.

El presbiterio lo preside un retablo barroco sin policromar obra de Andrés Hernando que muestra el movimiento de luces y sombras que se buscaba en los albores del siglo XVIII. Especial atención merece la imagen de San Miguel atribuido a Pedro de Sierra.

Descendiendo unas escaleras se accede a la cripta de la Virgen de la Soterraña, lugar destinado a la patrona de Olmedo y su comunidad de villa y tierra, en cuyo interior de planta octogonal mariana sorprende la gran riqueza ornamental en su cúpula. Los frescos que decoran esta estancia tienen como tema iconográfico a personajes del antiguo testamento. Parte debajo de la cúpula se sitúa una galería y bajo ella dos tribunas donde las familias más acaudaladas tenían su propio espacio.

La cripta la preside un retablo del siglo XVIII, donde se aloja la talla del siglo XIII de la patrona olmedana a la que la Reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III, regalo un manto de vestir, completando la decoración sendas capillas laterales con retablos de Lucas Jordán, amén de un sin número de pinturas y tallas.