![Un toro, arropado por caballistas durante el encierro.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/09/26/encierro-olmedo-kYAI-U2201347974543eq-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Olmedo ha comenzado hoy jueves sus fiestas patronales en honor a San Miguel y San Jerónimo. Lo ha hecho con el tradicional chupinazo, que en esta ocasión estuvo pasado por agua al descargar un aguacero minutos después de que sonaran los seis cohetes bomba anunciadores.
Las encargadas de dar el pistoletazo de salida fueron la alcaldesa en funciones, Miriam Martín Frutos, y las reinas de las Ffiestas –Ángela María Arranz, Carla Santiago, Miriam Nañez, Aitana Villarreal y Lucía Capa–, desde el balcón central de la casa de la villa a los sones del popular 'Paquito el chocolatero', para después proceder al lanzamiento de caramelos a quienes se agolpaban bajo la fachada del histórico edificio.
La lluvia, que obligó a dispersarse a muchos de los allí presentes en busca de refugio, no impidió la tradicional degustación popular de limonada ofrecida por el Consistorio, ni el desfile de peñas, amenizado por la charanga local Botarate Chow, hasta la carpa instalada en la cercana Plaza de Santa María.
Tras la tempestad llegó la calma y, poco antes de las 15:00 horas, el sol se abrió entre las nubes para que la actividad festiva vespertina continuara según lo previsto, como si nada hubiera pasado. El buen tiempo hizo que miles de personas comenzaran a apostarse a lo largo de las talanqueras instaladas en una de las márgenes de la carretera de Matapozuelos para presenciar el primero de los encierros tradicionales al estilo de la villa, declarados de Fiesta de Interés Turístico Regional.
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El primer encierro de las fiestas, celebrado esta tarde, tuvo como protagonistas a cuatro utreros de la ganadería portuguesa Palha. La suelta fue especialmente complicada y se prolongó durante casi 55 minutos, en los que los astados fueron entrando de forma escalonada a la parte estrecha del embudo.
Apenas habían pasado 6 minutos cuando el primero de los Palha, de pelaje jabonero, pisó el asfalto. Apenas un minuto después hizo lo mismo su hermano de pelaje berrendo, pero en el campo quedaban aún otros dos ejemplares –uno negro y otro jabonero– que se resistieron a seguir a lo mansos. Fue el de pelaje negro el que, tras varias intentonas, lo hizo doce minutos después que sus hermanos.
Y hubo que esperar más de media hora para que entrase el jabonero, que protagonizó el único incidente reseñable del encierro. Fue casi a las puertas del paseo de San Juan donde el novillo acometió a un caballo hasta derribarlo para que el jinete saliese despedido. Por fortuna, el astado se fijó en un aficionado a pie y el jinete salió airoso del percance poco antes de que el astado se encaminara al recorrido urbano para que
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